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Armengol impone restricciones más duras para este verano al turismo de cruceros en el puerto de Palma

  • Indalecio Ribelles
  • Redactor de OKBaleares, información local de Palma, social y política. Antes, redactor en EL MUNDO/ Baleares durante 20 años.

La presidenta socialista del Govern, Francina Armengol, restringirá más aún este verano, y el siguiente si continúa gobernando tras las elecciones autonómicas del 28 de mayo, la llegada de turistas de cruceros al puerto de Palma y no permitirá, como sucedía el pasado verano, que ningún día coincidan y atraquen cuatro de estas embarcaciones en la capital balear.

Si la pasada temporada esto estaba permitido durante 18 días, este año no será así y no habrá ningún día con estas excepciones, ni tampoco se podrán superar los 8.500 cruceristas al día. Sólo se permitirá en la misma jornada un total de tres cruceros, y sólo uno de ellos podrá tener una capacidad superior a los 5.000 pasajeros.

Si a ello le sumamos que Autoridad Portuaria de Baleares, Govern y Ayuntamiento de Palma han puesto patas arriba el Paseo Marítimo de la capital balear por unas obras de reurbanización que se prolongarán durante dos años, el atractivo turístico para los cruceristas llegados al puerto de Palma sufrirá un considerable varapalo, para desazón de los miles de comerciantes y restauradores de la zona centro de la capital balear que tienen en estos turistas, una de sus principales fuentes de ingresos.

Este hachazo del Ejecutivo autonómico al turismo de cruceros fue escenificado en París por el conseller socialista de Modelo Económico, Turismo y Trabajo, Iago Negueruela, que asistió este jueves en la capital francesa a la segunda cumbre europea de la patronal de cruceros CLIA, que engloba a las principales empresas del sector.

Un encuentro donde Govern y patronal cerraron al 100% la llegada de buques al puerto de Palma de cara a este año, ejercicio en el que ya no habrá días excepcionados, y 2024. En las próximas semanas se formalizarán estos cambios con las navieras para que puedan ser efectivos, lo que supone que desde este mismo año, el acuerdo se cumplirá en todos sus términos y ya no se podrá exceder el número máximo de cruceros por día pactados.

El año pasado el puerto de Palma cerró con un total de 507 escalas de cruceros, y la demanda es creciente para los próximos dos años, pese a las políticas contrarias a este turismo de notable poder adquisitivo implantadas y promovidas por el gobierno balear de coalición de socialistas, independentistas de Més y Podemos.

De hecho, los socios de gobierno de Armengol exigen limitar más aún la llegada de estas embarcaciones, a un máximo de dos buques y 6.000 pasajeros al día.

La turismofobia de la que hacen gala los independentistas de Més se hace patente en las declaraciones de la candidata de esta formación a la Alcaldía de Palma, Neus Truyol, a quien la Fiscalía pide cuatro años de cárcel por el vertido de aguas fecales al mar, cuando era presidenta de la compañía municipal Emaya la pasada legislatura.

«El turismo de cruceros genera un impacto muy negativo para el conjunto de Palma», afirmaba en fechas recientes Truyol, en contra de la opinión del pequeño comercio de la capital balear.

«Masificación en el centro de la ciudad, muerte del comercio para residentes para convertirse en comercio para el turista exprés, la proliferación de venta de productos desechable. El turismo de cruceros es el que aporta menos riqueza a la ciudad y a las Islas», manifestaba una Truyol que apostaba por «poner límites a un modelo turístico altamente depredador de recursos naturales, que influye negativamente en las zonas turísticas con cambio radical de los comercios y masificación del espacio público».

Un discurso turismofóbico contra una industria de cruceros que, antes de la pandemia en el puerto de Palma, generaba 520 millones de euros, y contribuía a la creación y mantenimiento de más de 4.300 puestos de trabajo a jornada completa.