Andalucía
Vacaciones de Pedro Sánchez

Sánchez deja Lanzarote con récord de coronavirus, se va a Huelva … y aparecen casos de fiebre del Nilo

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ya ha ‘quemado’ su primera semana de vacaciones y dice adiós al palacio ‘real’ de La Mareta, en Lanzarote. Cuando llegó a la isla había apenas 6 casos de coronavirus, y se marcha dejando 35, seis veces más. Su próximo destino será el palacio de Las Marismillas, en Doñana… un zona donde justo se acaba de decretar un brote vírico relacionado con el mosquito que trasmite la peligrosa ‘Fiebre del Nilo’. Ya hay 16 hospitalizados.

Casualidades. Al igual que le ocurrió en Lanzarote, Pedro Sánchez llegará a Huelva para su segunda ronda de vacaciones estivales en plena alarma sanitaria. Y esta vez no sólo por el coronavirus, sino por las 16 personas que han sido ingresadas en hospitales andaluces relativamente próximos a Doñana aquejadas de una meningoencefalitis vírica. Cuatro de ellas han requerido el ingreso en la UCI, mientras que otras dos personas no han necesitado hospitalización.

Las primeras investigaciones de la Junta de Andalucía han relacionado estos casos con picaduras del mosquito aedes japonicusla especie transmisora de la denominada ‘Fiebre del Nilo’. En los últimos días se ha podido confirmar en la zona dos positivos por esta enfermedad en caballos. Este insecto tiene su hábitat en la zona de marismas del río Guadalquivir. Exactamente la zona donde se encuentra el palacio de Las Marismillas hacia el que se dirige el presidente Sánchez.

Esta peligrosa dolencia puede resultar mortal y cuenta entre sus síntomas la fiebre, cefalea, náuseas, vómitos, fotofobia y rigidez nucal. De momento ninguna de las 4 pruebas PCR realizadas hasta ahora han dado positivo por ‘Fiebre del Nilo’, aunque aún faltan por conocer el resto.

8.000€ para mosquiteras ‘presidenciales’

La zona de las marismas de Doñana, donde se encuentran Las Marismillas, es un paraje natural protegido que cuenta con una flora y fauna únicas en el mundo. Sin embargo, no está exenta de ‘molestias’ para quien visite la zona o, como el presidente y su familia, se queden a pernoctar en ella. El área es un reservorio de mosquitos de diversas especies y las picaduras son prácticamente inevitables.

Para proteger a Sánchez y a su familia de los picotazos de estos insectos, la administración de Parques Nacionales -dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica- encargó durante la pandemia, posiblemente en previsión de las vacaciones presidenciales, que se renovarán todas las mosquiteras del palacio. El coste de las obras, encargadas a una empresa local, ascendió a 8.221 euros

Seis veces más casos en Lanzarote

No está teniendo mucha suerte el presidente Sánchez con sus destinos vacacionales, al menos en términos sanitarios. Cuando el líder socialista llegó a Lanzarote el pasado miércoles 5 de agosto, la isla contabilizaba un total de 6 personas afectadas por coronavirus.

La zona se había mantenido durante todos los meses que duró la pandemia relativamente protegida del patógeno. Desde marzo apenas se habían registrado un centenar de casos en total. Sin embargo, coincidiendo con la llegada de Sánchez, los contagios comenzaron a dispararse.

De hecho, entre el viernes y el sábado pasados se registraron cifras casi de récord: 12 nuevos positivos. La cifra más alta hasta el momento habían sido los 13 positivos registrados el pasado 24 de marzo, durante las semanas más oscuras de la pandemia.

Sánchez abandonó este miércoles Lanzarote dejando en total, según datos oficiales, 35 casos de coronavirus. Es decir, seis veces más de lo que había cuando llegó a la zona a bordo de su Falcon 900 presidencial. Un medio de transporte que, por cierto, le costará a las arcas del Estado alrededor de 67.000 euros para todo el ‘tour’ estival.

Un palacio ‘real’ para Sánchez

Sánchez ha dado por finiquitadas sus vacaciones en Lanzarote, en las que disfrutó una semana de La Mareta, una residencia ‘real’ de más de 30.000 metros cuadrados que le regaló a Juan Carlos I el Rey Hussein de Jordania. El uso presidencial de estas instalaciones se produce justo en el momento en que el padre de Felipe V ha abandonado ya España y cuando su socio en el Gobierno, Podemos, ha iniciado una campaña de ataques contra la monarquía con su beneplácito.

Con acceso directo al mar, la finca la integran diez bungalows, de una y dos plantas de altura, el principal, con dos dormitorios, piscina y distintas terrazas. Además, cuenta con gimnasio, otras dos piscinas, pista de tenis, cancha de baloncesto y una amplia zona ajardinada de 10.000 metros cuadrados. El edificio reproduce la arquitectura tradicional de las islas Canarias, de estilo colonial, con paredes blancas y numerosos balcones.