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Giro en el caso del niño de Garrucha: Toxicología no encuentra semen ni restos de agresión sexual

El informe forense sólo detecta trazas de ibuprofeno, pero ni espermatozoides ni saliva ni ADN de terceros

La defensa del principal acusado sostiene que el menor murió por "curanderismo" y negligencia médica

El informe del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses ha descartado indicios biológicos de una agresión sexual en el cuerpo de Lucca, el niño de cuatro años encontrado muerto hace 20 días en un búnker de una playa de Garrucha (Almería). El análisis forense ha descartado la presencia de semen, saliva o cualquier otro resto biológico de terceros en el cuerpo del menor, pese a que la autopsia apuntó inicialmente a una muerte con signos de violencia física y sexual. Tanto la madre como su pareja, a quien se le imputa la violación, se encuentran en prisión provisional.

Según el dictamen remitido al Juzgado de Vera (Almería), los análisis practicados sobre las muestras rectales y anales del menor han resultado negativos tanto en la búsqueda de espermatozoides como en la detección de antígeno prostático específico (PSA), descartando la presencia de semen. Las pruebas para detectar amilasa humana, marcador de la saliva, también han resultado negativas. El estudio genético de las muestras tomadas por el Instituto de Medicina Legal (IML) confirma que el único perfil de ADN hallado corresponde al propio niño.

El informe debilita así la tesis de la violación que se manejó tras la autopsia preliminar, que aludía a un supuesto «desgarro» y a la presencia de una «sustancia blanquecina» en la zona del recto. La defensa del principal acusado (Juan David) sostiene que esas lesiones y fluidos son consecuencia de graves problemas intestinales previos, estreñimiento o del propio «aplastamiento de intestinos» que causó la muerte.

El análisis toxicológico también ha rastreado la posible presencia de alcohol etílico, drogas de abuso, estupefacientes y sustancias de sumisión química como GHB o escopolamina, y ha arrojado un resultado negativo en todos los casos.

La pericial sí detecta trazas de ibuprofenoy de un metabolito de este medicamento en la sangre del menor. Los forenses recuerdan que se trata de un fármaco antiinflamatorio, analgésico y antipirético, y advierten de que los resultados negativos para otras sustancias no excluyen su posible uso, debido al tiempo transcurrido o a la baja concentración.

¿Negligencia médica por curanderismo?

La madre de Lucca y su pareja afirmaron en unos audios aportados este lunes al juzgado que estaban tratando el malestar del niño con ibuprofeno, que le administraban «cada cuatro horas» basándose en consultas de internet. Según esta versión, el suministro continuado del fármaco y la aplicación de masajes abdominales para aliviar supuestos gases habrían agravado una hemorragia interna previa hasta desencadenar un shock hipovolémico fatal.

Los resultados forenses se suman a la batería de pruebas presentada este lunes por el despacho MCHM Abogados, responsable de la defensa de Juan David – que incluye 22 archivos de audio, incluidos dos con la voz del menor horas antes de morir–, para solicitar un cambio en la calificación de los hechos. Afirman que no fue un asesinato con agresión sexual, sino un homicidio imprudente derivado de una «negligencia sanitaria absoluta» y de la aplicación de remedios caseros y prácticas de «curanderismo» porque no eran conscientes de la gravedad médica real.

«No dejaron morir al niño por crueldad, sino porque no supieron interpretar los síntomas de la sepsis», apuntan los abogados, que consideran que los audios revelan la «ignorancia supina» de los cuidadores. El menor fue alimentado con «pan con salchichas» mientras «sufría dolor abdominal y daño hepático», y sustituyeron «la medicina científica por la superstición», con «tomitas» de «agua bendita y preparados caseros» para tratar sus dolencias.

La defensa cree además que los audios acreditarían que los acusados no actuaron en «clandestinidad», ya que la madre «envió fotos de las lesiones a su padre», que reside en Guadalajara, «en tiempo real». También señalan que se realizaban videollamadas «con las abuelas en Colombia y Venezuela», quienes «validaban el estado del niño a distancia».

Sobre por qué no llevaron al niño al médico, la defensa recalcó en su día que tenían «miedo» a que se descubriera que estaban incumpliendo la reciente orden de alejamiento que prohibía a Juan David convivir con la madre y el niño.