Tribunales

Casi 30 años de cárcel por maltratar a su pareja con prácticas que incluían colillas, sal y pimientos

El acusado la violó, maltrató y amenazó de muerte y culpó de todo a ello a un vecino

El TSJA ratifica su condena a 29 años y cuatro meses de prisión

Así sufre Andalucía la Ley Montero: 26 violadores ya están en la calle y 192 saldrán antes de prisión

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Sede del TSJA en Granada. (Foto: EP)

El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ha ratificado la condena a 29 años y cuatro meses de prisión a un hombre por violar, maltratar y amenazar de muerte a su pareja en Almería durante tres largos años, en los que la golpeó reiteradamente dentro del marco de «control» que ejercía sobre la mujer. En una ocasión, la sometió con «especial nivel vejatorio» al apagar sobre su sexo colillas encendidas e introducirle sal y pimientos picantes. El acusado culpó de los hechos a un vecino.

La sentencia rechaza el recurso de apelación interpuesto por la defensa y confirma la resolución de origen que impone al hombre 14 y 10 años de prisión por dos delitos de agresión sexual, dos años por un delito de maltrato habitual, dos años y seis meses más por otro de lesiones agravadas y otros diez meses por un delito de lesiones. El fallo incluye también 50 años de alejamiento de su ex pareja sentimental, a la que deberá indemnizar con 60.600 euros por las lesiones y daños sufridos.

La Sala del TSJA apunta el maltrato «reiteradamente padecido» por la mujer y las agresiones de índole sexual sufridas, «sobre todo la última de ellas, de especial nivel vejatorio», en la que se emplearon los elementos ya citados y que fue el detonante para que la víctima, al día siguiente, se decidiera finalmente «a revelar la situación que padecía».

El acusado, que vivió durante tres años con su pareja y los tres hijos menores de ella, se dedicó durante la relación a «controlar» las llamadas y salidas de la mujer, a la que insultaba y menospreciaba si no atendía al teléfono.

Durante este tiempo, el hombre golpeó «en numerosas ocasiones» en el rostro a la mujer, a quien, tras «cualquier tipo de discusión», arrojaba de cabeza contra la pared del dormitorio, lugar al que la dirigía para cometer las agresiones y donde en ocasiones también la encerró. El acusado le decía a los niños que no entraran en la habitación cuando se encontrara «hablando» con su madre.

Amenazada con cuchillos

La sentencia relata varios episodios de serias amenazas y agresiones a la víctima, a la que en dos ocasiones llegó a poner un cuchillo en el cuello, una de ellas mientras la cogía por el pelo tras una discusión por «celos», y una segunda, en julio de 2020, en la que, al intentar escapar la mujer del dormitorio, le dijo que «no podía salir si él no le daba permiso», por lo que «la golpeó de nuevo» y la violó después.

El hombre no sólo intentaba amedrentar a la víctima con golpes. La resolución judicial recoge que también la amenazó de muerte si le dejaba o si contaba algo de lo sucedido a la Guardia Civil, ya que «la mataría a ella o a sus hijos y le prendería fuego al cortijo de sus padres».

Asimismo, durante el juicio quedó demostrada la agresión a la que sometió a la mujer en noviembre de 2020, también en el dormitorio, cuando tras tumbarla sobre la cama y desvestirla, le introdujo en la vagina pimientos picantes y sal mientras él fumaba para, posteriormente, apagar sobre el sexo de la mujer varias colillas «aún encendidas», lo que le produjo varias lesiones por las que estuvo dos semanas impedida.

Tras este episodio, por el que la víctima tuvo que ser atendida médicamente al día siguiente, el maltratador volvió a atentar contra la integridad física de la mujer, a quien golpeó para que le dijera «con quién estaba» ya que, de lo contrario, «se iba a enterar».

El tribunal consideró como «creíble y convincente» el testimonio de la víctima, que se vio respaldado por informes médicos de asistencia y por el informe médico forense, que dieron cuenta de las quemaduras de cigarrillo y el hallazgo de «un cuerpo extraño intravaginal de color verde» que fue «compatible con la introducción de pimientos en el interior de la vagina».

Aunque el análisis toxicológico no relevó el principio activo del pimiento picante de la muestra extraída, el tribunal incide en que «ello no impide que el acusado hubiera podido utilizar otro tipo de pimientos» conforme a la versión dada por la víctima, sobre la que también constan informes de valoración de violencia de género emitidos tanto por el médico forense como por la psicóloga forense, escritos que apuntalan su credibilidad.

Fotos con un vecino

La defensa intentó desviar la atención hacia un supuesto vecino del matrimonio, a quien atribuye las agresiones, aportando unas fotografías en las que éste y la mujer aparecen desnudos y «con expresiones turbadas y cohibidas». Ante ello, la víctima explicó sobre dichas fotos que el acusado, «en una de sus actuaciones violentas, les obligó a posar de esa guisa».

Así, el TSJA destaca que la mujer «ha mantenido su versión inculpatoria de modo estable y con suficiente coherencia, sin contradicciones que pudieran conducir a enturbiar su credibilidad» frente a la búsqueda de «lagunas y carencias» por parte de la defensa del acusado, como el hecho de que no se hallara ADN del mismo en la toma de muestras de la víctima cuando «lo cierto es que los técnicos emisores del informe no dispusieron de muestra biológica indubitada» del agresor.

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