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Hoteles para un escapada

Hotel ‘La Casueña’, un remanso de paz en Lanuza, corazón del Pirineo

'La Casueña' dispone de ocho habitaciones de diseño exclusivo, algunas abuhardilladas

Disfruta de unas espectaculares vistas al pantano de Lanuza y la prominente Peña Foratata

De antiguo establo a hotel con encanto en uno de los pueblos más pintorescos de los Pirineos, en el corazón del idílico valle de Tena. Así es La Casueña, en Lanuza (Huesca), una villa del siglo XIII que iba a extinguirse bajo las aguas del embalse que se construyó en 1976 pero que ha resurgido en su orilla izquierda con una decidida capacidad de atracción turística. Aquí se celebra todos los años, por ejemplo, el Festival Internacional de las Culturas Pirineos Sur, donde artistas de renombre de todo el mundo actúan en un escenario que suele instalarse sobre las aguas del pantano.

Hay lugares que reúnen todo aquello que uno idealiza para escapar del
mundanal ruido. Ubicada junto las aguas embalsadas del río Gállego, La Casueña es un rincón predilecto para hospedarse y disfrutar del mágico valle de Tena, tanto si eres amante del senderismo (con rutas espectaculares entre bosques de hayas), sientes predilección por las alturas (de aquí parten los excursionistas que se aventuran hacia las imponentes cimas de Respomuso, Balaitús o Anayet) o, entrado el invierno, prefieres practicar el esquí (con la estación de Formigal a un paso).

La Casueña dispone de ocho habitaciones de diseño exclusivo, algunas
abuhardilladas, dos zonas de estar con chimenea que son especialmente
acogedoras en invierno y una fantástica terraza con espectaculares vistas
al pantano, los bosques del entorno y la prominente Peña Foratata (2.321 metros), que preside un paisaje de postal. Todo ello combinando elementos históricos con un diseño moderno y clásico que hacen del hotel un remanso de paz para disfrutarlo en compañía de la Naturaleza en un pueblo tranquilo de piedra y pizarra que, veinte años después de quedar bajo las aguas del embalse, resurgió gracias al tesón de los propietarios de las casas no sumergidas para volver, recuperar lo que era suyo, reconstruirlo y darle así una nueva vida.

Ocho habitaciones de diseño exclusivo.

Un entorno singular para un alojamiento confortable, de trato exquisito,
en el que La Casueña no olvida el gusto por la gastronomía, uno de los
atractivos que hoy en día forma parte de cualquier viaje. Los platos de su
cocina familiar están inspirados en el respeto por los sabores naturales y
se elaboran con los excelentes productos de la zona.

Así que cuando busques un lugar bajo el cielo, donde la montaña, el agua,
los bosques y el silencio se conviertan en un brochazo de majestuosidad,
recuerda este encantador pueblecito de Lanuza, de apenas medio
centenar de habitantes. La Casueña te permitirá disfrutar de una estancia
inolvidable.

Lanuza en invierno.