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En este pueblo medieval puedes cenar en una cueva: la gente no da crédito

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Alcalá del Júcar, un encantador pueblo de Albacete, es un destino imperdible para quienes disfrutan del turismo rural, así como para aquellos interesados en su rico patrimonio. Este municipio fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1982 y, en 1986, recibió el tercer premio a la mejor iluminación artística, sólo por detrás de la Torre Eiffel y la Gran Mezquita de Estambul. En 1998, el Ayuntamiento fue galardonado con el «Premio de Turismo» por su contribución a la promoción del turismo en la región.

Situado a orillas del río Júcar, en su tramo final en Castilla-La Mancha antes de entrar en Valencia, el río ha creado una garganta que forma un sinuoso paisaje, uno de los principales atractivos de Alcalá del Júcar. Este entorno natural influye en la disposición de las viviendas, que se agrupan en las laderas del meandro. Sus calles estrechas ascienden hacia el castillo y están salpicadas de pequeñas casas, escaleras empinadas, huertos y, por supuesto, las características cuevas. Todo esto conforma un conjunto arquitectónico y natural excepcional que atrae a numerosos visitantes.

Alcalá del Júcar, un pueblo medieval con mucho encanto

Alcalá del Júcar tiene una rica historia que se remonta a tiempos prehistóricos. Se han encontrado restos arqueológicos que indican la presencia de comunidades íberas y romanas en la región.

La llegada de los musulmanes en el siglo VIII marcó un cambio significativo en la historia de Alcalá del Júcar. Durante la dominación árabe, el pueblo se convirtió en un importante centro estratégico gracias a su ubicación junto al río Júcar y su proximidad a las rutas comerciales. Se construyeron fortificaciones, y la arquitectura de la época sigue siendo visible hoy en día.

La ciudad fue reconquistada por las tropas cristianas en 1213 bajo el reinado de Alfonso VIII, aunque la población musulmana permaneció en la región durante un tiempo, enriqueciendo la identidad cultural del lugar.

Durante los siglos XIV y XV, Alcalá del Júcar creció y se desarrolló, construyendo nuevas edificaciones, como la iglesia de San Andrés, que se levantó sobre la antigua mezquita. La guerra y la peste afectaron a la población, pero la llegada del siglo XVI trajo consigo el nombramiento del pueblo como villa y el otorgamiento de privilegios que impulsaron su desarrollo económico.

Qué ver

Alcalá del Júcar no sólo es rica en historia, sino que también ofrece a los visitantes una variedad de atractivos que combinan naturaleza, cultura y gastronomía. Aquí hay algunos lugares imprescindibles que no te puedes perder:

El castillo, que se alza sobre una peña, es uno de los principales atractivos del municipio. De origen árabe, el castillo ofrece vistas espectaculares del pueblo y del río Júcar. Aunque gran parte de la estructura original se ha perdido, los visitantes pueden explorar los restos de la muralla y disfrutar de la panorámica que ofrece el lugar, convirtiéndolo en un excelente punto de partida para conocer la historia de Alcalá del Júcar.

La iglesia de San Andrés es una joya arquitectónica que refleja la historia de Alcalá del Júcar. Construida sobre los restos de una antigua mezquita, este templo de estilo gótico-mudéjar destaca por su bello retablo y su impresionante fachada. El interior alberga obras de arte que son testimonio de la rica herencia cultural del pueblo.

El puente de Alcalá que cruza el río Júcar es otro símbolo del pueblo. Ofrece vistas encantadoras del paisaje circundante y es ideal para pasear y tomar fotografías. Desde el puente, los visitantes pueden apreciar la belleza del río y las casas encaramadas en las laderas, creando una vista pintoresca.

Por otro lado, la Hoz del río Júcar es un impresionante paisaje natural ideal para los amantes de la naturaleza y las actividades al aire libre. Este profundo cañón ofrece oportunidades para el senderismo y la escalada, y los miradores a lo largo de la ruta proporcionan vistas panorámicas impresionantes. También es posible realizar actividades acuáticas en el río.

La gastronomía de Alcalá del Júcar es un aspecto destacado de su cultura. Los visitantes pueden disfrutar de platos típicos de la región, como el gazpacho manchego, el pisto, las migas y el cordero asado. Además, la región es conocida por sus vinos, que son una parte integral de su economía y tradición.

Cuevas de Masagó y el Duende

Las Cuevas de Masagó, situadas en la montaña de origen árabe en Alcalá del Júcar, permiten explorar las tradicionales casas-cueva. Un túnel atraviesa la Peña, ofreciendo vistas impresionantes de la hoz del río Júcar. Lo más destacado son sus salones con arcos de medio punto tallados a mano, siendo la única cueva de este tipo que se conserva en su estado original.

Dentro, se puede visitar una bodega medieval, un museo de fósiles, uno de numismática, una casa típica y un museo agrícola. Además, se ofrece alojamiento en una casa-cueva recientemente reformada, que combina la arquitectura árabe con elementos modernos.