Los desconocidos baños de aguas termales de Málaga que debes ver este verano

Si quieres disfrutar una experiencia única, estos baños de aguas termales de Málaga te esperan con los brazos abiertos, a una altitud de poco más de 610 metros sobre el nivel del mar. Baños de Vilo es una joya del turismo de bienestar en Periana, un pueblo que deslumbra con su exuberante paisaje y su entorno natural incomparable, invitando a sumergirse en unos días de serenidad y conexión con la naturaleza.

Esta experiencia es un regalo para todos los sentidos, ya que, en la antigüedad, los baños públicos representaban no sólo prosperidad económica, sino también un ritual de purificación previo a la oración, en línea con los principios coránicos. Los baños, en la cultura islámica, eran una piedra angular de la vida cotidiana.

Baños de Vilo

Situado en la apacible ladera del arroyo de Guaro, a aproximadamente dos kilómetros de distancia de la localidad, Baños de Vilo está situado en el margen derecho de la carretera que une Periana y Riogordo.

Este balneario árabe es famoso por sus aguas sulfhídricas, magnésico-cálcicas y nitrogenadas, que brotan a una constante temperatura de 21 grados centígrados. Sus propiedades curativas son especialmente efectivas para tratar enfermedades de la piel.

A lo largo de su historia, el balneario ha experimentado períodos de abandono y renovación. A finales del siglo XIX, el propietario de entonces, Emilio de San Martín, realizó importantes mejoras, pero en 1907 un desastre natural devastó las instalaciones.

Desde principios de la década de 1990, el Ayuntamiento ha estado llevando a cabo esfuerzos para revitalizar estos baños de aguas termales de Málaga con fines turísticos, después de una disputa por su propiedad entre los municipios de Vélez, Periana y un particular.

Historia

Este manantial de aguas medicinales que ha sido utilizado desde la época romana. En el año 1765, los primeros análisis de las aguas de Baños del Vilo destacaron sus propiedades medicinales, lo que atrajo la atención hacia este lugar como destino para la recuperación de enfermos y el tratamiento con aguas termales.

Durante los siglos XVIII y XIX, el baño era reconocido como un destino exclusivo y muy popular, atrayendo a personalidades destacadas como el General Narváez y otros distinguidos de la época.

Sin embargo, un poderoso terremoto en 1884, con epicentro en el cercano municipio de Arenas del Rey, provocó cambios significativos en sus alrededores, aunque curiosamente mejoró la calidad y el caudal de las aguas sulfurosas.

En 1928, se recaudaron fondos para la construcción de una capilla, y al año siguiente, se contrató a un médico, un lujo para esa época. Los registros médicos de la segunda mitad del siglo XIX indican la existencia de otros dos manantiales con aguas de composición diferente pero igualmente medicinales.

Hoy en día, sólo queda una poza en estos baños de aguas termales de Málaga, donde los visitantes pueden disfrutar de estas aguas medicinales, pero está cuidadosamente acondicionada y rodeada de arroyos y senderos, lo que facilita su acceso y crea una experiencia gratificante, incluso durante los meses más calurosos.

Además, la temperatura del agua se mantiene constante durante todo el año, alrededor de los 20 grados, lo que garantiza una experiencia reconfortante en cualquier época.

 

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Periana

Periana, un pueblo enigmático cuyo origen  se pierde en el tiempo, envuelto en la neblina de las leyendas que emergen de la Axarquía. Una de estas historias cuenta cómo dos familias, los Pereiro y los Santana, luchaban constantemente por la supremacía del nombre del pueblo. Para poner fin a esta disputa, se optó por combinar ambos apellidos, dando lugar al singular nombre de Periana, una narrativa que incluso se plasma en el escudo del pueblo.

La iglesia de San Isidro el Labrador, reconstruida después del devastador terremoto de 1884, es un destacado hito arquitectónico de Periana, exhibiendo un estilo neomudéjar que refleja la riqueza cultural e histórica del pueblo. Además, sus calles están salpicadas de edificios y casas de interés, que narran las historias de generaciones pasadas.

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Atajate destaca por su historia vinícola y sus calles que aún respiran el aroma de los viñedos que alguna vez fueron su orgullo. Aunque la filoxera dejó su huella, el pueblo conserva su encanto y se eleva como un mirador privilegiado sobre el valle del río Genal. Un remanso de paz en plena sierra, enriquecido con un patrimonio histórico y natural que cautiva a los visitantes.

Alpandeire, un nombre que resuena con familiaridad en esta región, quizás gracias a la figura de Fray Leopoldo, nacido en esta localidad y cuya vida está magistralmente interpretada en un centro dedicado a su legado. Sin embargo, Alpandeire es mucho más que eso. Su iglesia sorprende con su imponencia, albergando incluso dos momias de origen enigmático.