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Triunfó en Telecinco y ahora vende coches: la concursante de ‘Gran Hermano’ que no puede volver a la televisión

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Almudena Martínez fue reportera de 'Sálvame', pero ahora no puede volver a la pequeña pantalla

Durante una época, se paseó por todos los platós, pero hubo algo que cambió. Almudena Martínez, más conocida como Chiqui, alcanzó la fama tras su participación en la décima edición de Gran Hermano, uno de los formatos más exitosos de la historia de Telecinco. Su personalidad espontánea, su alegría contagiosa y su capacidad para conectar con la audiencia la convirtieron en una de las concursantes más queridas del reality.

Después de aquel debut arrollador, su carrera continuó con fuerza. Chiqui participó en otros programas como Supervivientes o Sálvame, formó parte de tertulias, fue colaboradora habitual en espacios de entretenimiento y hasta llegó a ejercer de reportera. Su desparpajo ante las cámaras se convirtió en su principal herramienta de trabajo, abriéndole numerosas puertas en la cadena. Durante años, su presencia fue constante, manteniendo el tipo en una industria que no siempre es amable con los rostros conocidos. Sin embargo, todo cambió con el tiempo.

Las apariciones se hicieron más esporádicas, la visibilidad comenzó a disminuir y finalmente desapareció del radar mediático. Muchos se preguntaban qué había sido de ella. La respuesta llegó hace apenas unos meses, cuando reapareció en una entrevista para el programa Socialité, donde explicó el motivo de su retiro voluntario.

El nuevo trabajo de Chiqui

Almudena sorprendió a todos revelando que ahora trabaja en un concesionario. «Ahora estoy aquí, vendiendo coches», confesó, rompiendo con la imagen que durante tanto tiempo proyectó en televisión. La decisión, lejos de ser improvisada, forma parte de una estrategia consciente: encontrar estabilidad, autonomía y tiempo para su familia. Su nueva rutina ya no incluye focos, maquillajes ni directos. Ahora se levanta temprano, trabaja en una empresa de automóviles y dedica el resto del día a cuidar de los suyos.

Lejos del estereotipo que a veces acompaña a quienes han pasado por realities, Chiqui ha demostrado tener la capacidad de adaptarse a los cambios y reinventarse con entereza. Su paso a la vida laboral convencional no ha sido traumático. Al contrario, asegura que disfruta de su empleo y que ha logrado encajar gracias a su actitud cercana. «La clave está en ser yo misma, súper simpática», explicó. Esa naturalidad que enamoró al público, ahora es su mejor aliada en el trato con los clientes.

¿Por qué no está en televisión?

Chiqui en el plató de ‘Gran Hermano’. (Foto: Gtres)

La desaparición mediática de Almudena no se debió al desinterés ni a la falta de propuestas. La realidad es más compleja. En los últimos años, ha estado completamente volcada en su familia. Ha cuidado a sus padres, ha criado a sus dos hijas pequeñas y ha tratado de compaginar todo sin delegar en nadie. Esa entrega absoluta la llevó a rechazar proyectos televisivos que exigían tiempo, viajes y disponibilidad absoluta. «Entre casa, niños y trabajo no podía», explicó con sinceridad.

Este periodo ha sido especialmente exigente para ella. Actualmente atraviesa un proceso judicial por la custodia de sus hijas, una situación delicada que ha condicionado su día a día. La presión mediática, en este contexto, no era una opción viable. Chiqui ha priorizado la estabilidad emocional de su familia por encima de cualquier otra aspiración, y ha decidido mantenerse al margen del foco hasta que las aguas se calmen.

Lejos de sentirse desplazada o olvidada, mantiene vivo el recuerdo de su paso por televisión con gratitud. Reconoce que extraña esa etapa, que a veces añora el contacto con el público, pero tiene claro que ahora no es el momento de volver. «La echo de menos. Sé que al público le encanto», confesó en la misma conversación, sin ocultar su deseo de regresar algún día, aunque con otras condiciones.

A diferencia de otras figuras televisivas que intentan prolongar su presencia en pantalla a toda costa, Almudena ha optado por retirarse a tiempo. Su madurez personal le ha permitido comprender que hay etapas que terminan y que lo importante es saber cuándo soltar. Su nueva vida es más discreta, pero también más real, más cercana a sus necesidades y a su bienestar emocional.

El espíritu de Chiqui no ha cambiado

El trabajo en el concesionario no es un simple sustento económico. Para ella representa un cambio de paradigma, una forma de reconstruirse sin renunciar a su esencia. Se siente útil, valorada y respetada. El anonimato parcial que le proporciona esta actividad le ha devuelto una paz que no siempre tuvo cuando vivía en el torbellino de los platós. Ya no depende de una cámara para sentirse plena.

Y aunque su nombre esté menos presente en la actualidad mediática, el recuerdo de Chiqui sigue muy vivo en la memoria de quienes compartieron con ella esa época dorada de la televisión. Su risa, su carisma y su capacidad para desmontar prejuicios siguen siendo referentes para muchos seguidores del formato que la vio nacer como personaje público.

A día de hoy, Almudena no descarta del todo volver al medio que la convirtió en un icono popular. Sabe que su espontaneidad sigue conectando con el público y es consciente del hueco que podría tener en una televisión que, poco a poco, parece volver a apostar por rostros conocidos.