Sociedad

Con la temporada de piscina llega la ‘otitis del nadador’, una de las urgencias más habituales en verano

El calor, la humedad o el agua de las «piscinas contaminadas» debido al cloro y a no extremar las medidas de higiene, como ducharse antes de meterse al agua, son los principales factores que, según los otorrinolaringólogos consultados por EFE, provocan las otitis habituales del verano.

La otitis externa aguda, característica de estas fechas, representa un gran porcentaje de las urgencias del verano, asegura la presidenta de la Comisión de Audiología de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (Seorl-Ccc), María José Lavilla.

La conocida como ‘otitis del nadador’ se define como una inflamación de la piel del conducto auditivo externo, producida por bacterias. El conducto auditivo externo es un conducto tubular que comunica el pabellón de la oreja con el tímpano y está formado por hueso y cartílago cubierto de piel, que contiene pH ácido, una sustancia que le protege de las infecciones, tal y como explica Lavilla.

Pero la piel del conducto auditivo puede perder su integridad con los baños prolongados en piscinas o en el mar y, en esa situación, los gérmenes gram negativos que desencadenan la enfermedad actúan con más facilidad.

Se trata de una patología «muy dolorosa», según el doctor Carlos Ramírez, jefe del Servicio de Otorrinolaringología en el Hospital Vithas Nuestra Señora de América.

Los síntomas más comunes de la infección, que puede producir pitido agudo en el oído, son irritación, dolor intenso, supuración, sensación de taponamiento e, incluso, en algunas ocasiones puede ir acompañada de fiebre y malestar general.

Aunque esta patología es más frecuente en niños menores de siete años, puede afectar a personas de cualquier edad. Se trata de una enfermedad que, según Lavilla, afecta al 10 % de la población española a lo largo de la vida y que tiene una curación espontánea en el 80 % de los casos.

No obstante, Javier Cervera, jefe de Servicio de Otorrinolaringología Pediátrica en el Hospital Niño Jesús de Madrid y colaborador de la fundación «Oír es clave», incide en que «no hay que tener pánico al agua, porque si el agua está limpia y el oído de un niño está normal se puede mojar tranquilamente».

«El mayor peligro es que esté infectada y que al niño le pique el oído, se rasque y se cause pequeñas heridas. Si el agua está contaminada es cuando se puede producir la otitis externa», según el otorrino.

Para evitar estas otitis del verano, los expertos aconsejan mantener los oídos secos y limpios tras cada baño, sobre todo la parte externa; secarlos con una toalla fina, y no manipular el conducto auditivo externo con bastoncillos, ni otros objetos para no dañar el manto ácido de la piel.

Lavilla advierte del «afán» de muchas personas por limpiarse los oídos con bastoncillos, cuando así aumentan las probabilidades de acumulación de bacterias, y recalca los beneficios del cerumen, ya que su función es lubrificar e impedir que el conducto no esté seco y protegerlo de las infecciones.

Los otorrinos también coinciden en recomendar no bañarse ni practicar submarinismo, si se nota alguna molestia en el oído o tiene sospecha de otitis.

Ante el menor síntoma o molestia que presuma una posible otitis, hay que acudir al especialista para confirmar si hay infección, pero los expertos recomiendan incluso acudir antes de la temporada de baños para realizar una adecuada limpieza del oído en caso de predisposición a formar tapones de cera o queratina.