Sociedad
Coronavirus

La realidad sobre las multas en establecimientos por no llevar mascarilla ¿A quién afectan?

Los tiempos de coronavirus han dejado a un lado un factor clave, el respeto. La mascarilla se alza como el muro inquebrantable contra el virus

Los tiempos de coronavirus han dejado a un lado un factor clave, el respeto. La mascarilla se alza como el muro inquebrantable contra el virus, aunque depende de muchos factores su eficacia o correcto uso. La obligación de llevarla en espacios cerrados ha llegado recientemente, se respete o no la distancia de seguridad. Ante tal norma, los propietarios de tiendas o restaurantes deben tener en cuenta algunos elementos, frente la preocupación de la entrada de un cliente sin mascarilla les puede afectar de esta manera.

Las multas en establecimientos por no llevar mascarilla

España es el único país del mundo que obliga a llevar mascarilla, a pesar de este hecho los casos siguen aumentando. La realidad es que el contagio se produce en espacios cerrados con mucha gente o en hospitales y centros de salud, dónde el coronavirus puede estar más activo. Con o sin mascarilla, los números son los que son. No hay que culpabilizar a la gente o estar pendiente de si usa o no mascarilla correctamente. Muchos la pueden llevar mal puesta, otros, de materiales que no sirven de nada, es decir, es solo un adorno. Una tienda o un restaurante con las distancias de seguridad adecuadas no debe ser un problema. Si entra un cliente sin mascarilla esto es lo que se debe saber.

El cliente puede tener un problema de salud. El primer paso es desde el respeto preguntar de por qué no la lleva. No merece la pena iniciar ningún conflicto, con la debida distancia, todo el mundo está a salvo. El correcto trato del personal, sin exponerse es fundamental.

A continuación, si no es por salud, se le puede indicar que se la ponga. Si aún así, no lo desea, se puede llamar a la policía. Aunque las multas por no llevar mascarilla están siendo recurridas ante los tribunales y esos 100 euros, acabarán en nada. Podemos iniciar un conflicto, teniendo en cuenta que el riesgo de contagio es mínimo o inexistente, como en marzo, sin mascarilla todo el mundo hizo la compra y los contagios bajaron.  Los agentes de la autoridad pueden multar, al cliente y no al establecimiento.

Hemos estado meses sin mascarillas y los contagios no han repuntado. Las reuniones familiares o las fiestas han hecho que la distancia se elimine y han dado lugar a más contagiados en espacios pequeños o sin distancia.  Las tiendas, deben seguir su curso y aunque el miedo a la sanción puede estar presente, la responsabilidad de esta normativa recae en el propio usuario. En ningún caso un dueño de restaurante, camarero o empleado de una tienda debe poner el riesgo su integridad por el uso o no de la mascarilla.

Las multas por el uso de mascarilla están siendo debatidas por juristas que ven en estas medidas una falta de rigor legislativo. Tal como dicen los juristas: “Si una persona no está consumiendo y no lleva la mascarilla no multarán al propietario, multarán al cliente, aunque es difícil porque son sanciones fácilmente recurribles”.  De igual forma pasa en una tienda, con el mismo ejemplo. Para personas vulnerables, es imprescindible, pero para los que están sanos, tal como indicó la OMS es una medida que no tiene su razón de ser. Protegerse y proteger como responsabilidad individual, sin iniciar ningún conflicto o poner en riesgo su integridad, por una mascarilla mal puesta o inexistente no tiente sentido. El respeto evitará un conflicto o una multa que será difícil que se cobre.