Los expertos achacan la virulencia del coronavirus en España al sociable estilo de vida
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En España, el nuevo coronavirus se expandió rápidamente sin ser detectado, alcanzando especialmente a personas de avanzada edad, lo que podría haber convertido al país en el tercero con más fallecidos, indican los expertos. Todos ellos advierten que todavía es «prematuro» hacer análisis pormenorizados, pero apuntan al sociable estilo de vida español y la estrecha relación intergeneracional.
Letalidad media, expansión alta
España presenta la segunda peor tasa de mortalidad por habitante detrás de Bélgica, pero la letalidad entre los infectados se sitúa en el 10,4%, por debajo de países como Italia, Francia o Reino Unido.
«La letalidad no es peor (…) El problema aquí es el tamaño de la epidemia, la gran cantidad de infectados que hubo durante el pico epidémico», señala Fernando Rodríguez, profesor de salud pública en la Universidad Autónoma de Madrid.
Con más de 219.000 infectados, España solo se ve superada por Estados Unidos en este aspecto, que también depende del número de test practicados. Un estudio matemático de la Universidad Politécnica de Cataluña estima más de 2 millones de casos reales.
Detección tardía
Antes de que las autoridades levantaran la voz de alarma y se decretara el confinamiento el 14 de marzo, «hubo mucha circulación del virus por debajo del radar», reconoce Antoni Trilla, jefe de epidemiología del Hospital Clínic de Barcelona.
«Las últimas semanas de febrero y la primera de marzo hizo un tiempo fantástico en España y la gente estaba en las calles, muy cerca unos de otros», señala Rodríguez.
Esto «contribuyó a que, en esa fase inicial, se acelerara mucho y en muy poco tiempo la transmisión comunitaria», añade.
Besos y abrazos
Un factor relevante puede haber sido el estilo de vida de los españoles, que pasan mucho tiempo en la calle, ya sea para tomar algo, celebrar fiestas, manifestarse o simplemente pasear.
En España, como en Italia, «la gente se abraza y se toca mucho, aquí se dan besos continuamente, incluso en el trabajo», señala Ildefonso Hernández, catedrático de Salud Pública de la Universidad Miguel Hernández de Alicante (sureste).
Fernando Rodríguez destaca también el tipo de viviendas en España, el país europeo con más población residiendo en pisos, según la agencia estadística europea Eurostat.
«Nuestras ciudades están construidas en vertical, hay mucha densidad y esto también puede facilitar la transmisión de la epidemia».
Conexión intergeneracional
Además, el virus «alcanzó rápidamente a sectores de mucha edad», indica Ildefonso Hernández, que fue director de Salud Pública del ministerio de Sanidad (2008-2011).
España tiene una población envejecida, pero el porcentaje de mayores de 65 años es inferior a países menos castigados como Alemania.
No obstante, «la gente mayor en el norte de Europa está más recluida y hay mucha más distancia familiar», apunta Hernández.
Aquí, donde los abuelos suelen cuidar a sus nietos y participar en reuniones y fiestas familiares, «la familia está mucho más compactada, la interacción entre jóvenes y mayores es muy alta», añade.
En muchas ocasiones, además, comparten techo. Según Eurostat, de media, los españoles abandonan la casa parental a los 29 años y medio, contra los 18 años y medio en Suecia o los 21 en Dinamarca.
Residencias de ancianos
También hay «una alta frecuentación» de familiares a residencias de ancianos, uno de los puntos negros de la epidemia, señala Hernández.
El ministerio no dio datos globales sobre geriátricos, pero solo en Madrid y Cataluña, las dos regiones más castigadas, suman unos 8.000 residentes fallecidos entre casos confirmados y sospechosos.
«La población allí es muy envejecida, muy frágil, y no son establecimientos sanitarios ni estaban preparados para esto. Eso ha provocado un incendio de proporciones colosales», añade Trilla.
Un sistema sanitario bajo estrés
El sistema sanitario español se sitúa entre los diez mejores del mundo según la Organización Mundial de la Salud, pero desde la anterior crisis sufrió severos recortes.
El modelo está basado en una fuerte red de atención primaria. Los hospitales, en cambio, tienen una capacidad de camas muy inferior a la media europea, lo que obligó a improvisar hospitales de campaña durante la pandemia.
En España, se valoraba que «los resultados eran muy buenos y se dedicaba relativamente poco gasto público», explica Guillem López Casasnovas, economista experto en sistemas sanitarios de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.
Pero, como con los bancos con poca solvencia, «no ha superado la prueba de estrés»: «cuando vives muy al día, sacas el máximo rendimiento de lo que tienes, pero no tienes músculo para responder ante un estrés fuerte como ahora».
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