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Alerta de Pérez-Reverte a España por lo que le ha pasado en un taxi: «Calculen…»

Arturo Pérez-Reverte ha contado su experiencia y ha mandado un mensaje importante

"Calculen lo que tardará en ser obligatorio eso en España", ha comentado al respecto

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Arturo Pérez-Reverte ha vuelto a encender el debate público después de relatar una escena aparentemente cotidiana que vivió durante un viaje por Europa. El escritor explicó que, al subir a un taxi en ese país, descubrió que el conductor ya no llevaba un datáfono tradicional ni un sistema físico para emitir tickets, sino un teléfono móvil que utilizaba como plataforma de cobro. Según contó, al pagar con tarjeta, el taxista le pidió una dirección de correo electrónico porque solo podía enviar el justificante por vía digital. Ese pequeño gesto, que para muchos puede parecer una evolución lógica, despertó en el académico una reflexión mucho más amplia sobre la dependencia tecnológica y la erosión de ciertas prácticas básicas del día a día que antes no requerían «conexiones», «apps» ni identidades digitales para funcionar.

El comentario del autor de El capitán Alatriste generó repercusión inmediata porque conectaba con una inquietud creciente: el ritmo al que avanza la digitalización de trámites y servicios básicos. Pérez-Reverte lamentó que, en situaciones tan simples como pagar un taxi, la ausencia de correo electrónico equivale a no poder recibir un justificante válido, lo que para él simboliza una pérdida progresiva de autonomía personal.

Sus palabras reflejaban la idea de que cada nueva obligación tecnológica termina convirtiéndose en un requisito indispensable para hacer vida normal, desde operaciones bancarias hasta gestiones administrativas o viajes. Según expuso, la cuestión no es sólo adoptar herramientas modernas, sino el modo en que la ciudadanía queda atrapada en un sistema donde ya no existen alternativas para quienes prefieren opciones analógicas. Ese mensaje, que mezcla ironía, crítica social y un punto de alarma, encendió a sus seguidores, que interpretaron el relato como un aviso de hacia dónde se encamina el día a día en las grandes ciudades europeas.

Arturo Pérez-Reverte, muy directo

La preocupación de Pérez-Reverte se amplificó cuando mencionó el reciente cambio de política de Ryanair, la aerolínea que ha eliminado totalmente el uso de tarjetas de embarque impresas. El escritor recordó que, según el nuevo sistema, todos los pasajeros deben descargar la tarjeta en la aplicación móvil; de lo contrario, deberán pagar tasas adicionales en el aeropuerto. Para él, este es otro ejemplo de cómo la industria del transporte está empujando a los usuarios a depender del móvil para cualquier trámite, lo cual no sólo incomoda, sino que limita la libertad del viajero y deja fuera a aquellos que no se mueven con soltura en el entorno digital.

Mensaje de Arturo Pérez-Reverte en X. (Foto: X)

A su juicio, lo que hoy parece una medida puntual acabará extendiéndose al resto de aerolíneas y a los trenes, igual que ocurrió con los bancos y sus aplicativos obligatorios. Con su estilo directo, denunció que este tipo de imposiciones tecnológicas no se presentan como opciones, sino como hechos consumados que convierten el teléfono en una especie de llave universal sin la cual es imposible participar plenamente en la vida moderna. «Calculen lo que tardará en ser obligatorio eso en España», comenta.

La conversación dio un giro más humorístico cuando el escritor lanzó una respuesta irónica a quienes criticaban su postura. Con su habitual sarcasmo, advirtió que quienes se burlan de sus quejas serán los primeros en arrepentirse «cuando llegue el apocalipsis zombi», momento en el que no servirá de nada llevar un smartphone o un asistente digital.

¿Dónde vive Pérez-Reverte?

Fuera del revuelo generado por sus comentarios, Pérez-Reverte vive su día a día en un entorno que contrasta profundamente con el caos digital que tanto critica. Su hogar se encuentra en La Navata, una urbanización ubicada en Galapagar, a unos 30 kilómetros de Madrid, rodeada de naturaleza y próxima a espacios protegidos de la Sierra de Guadarrama.

Para el escritor, este lugar representa un refugio perfecto: apartado del ruido, pero lo suficientemente cerca de la capital como para acudir a sus compromisos literarios, académicos y mediáticos sin perder demasiado tiempo en desplazamientos. La zona combina tranquilidad, paisajes abiertos y acceso rápido al núcleo urbano, una mezcla que él considera esencial para mantener la concentración y el ritmo de trabajo que exige su profesión. Allí encuentra el equilibrio entre la vida contemplativa y su intensa actividad pública, una dualidad que ha marcado buena parte de su trayectoria.

La vivienda que el autor murciano ha convertido en su base personal está concebida como un espacio donde la literatura ocupa el centro. Rodeado por miles de libros, organizados en estanterías que crecen cada año, Pérez-Reverte dedica largas jornadas a leer, investigar y dar forma a sus proyectos narrativos. En ese ambiente silencioso, describe que las ideas fluyen con mayor claridad, sin interrupciones ni distracciones innecesarias, y sin la presión constante del teléfono móvil que tanto critica en otros contextos.

Su casa en La Navata no sólo es un lugar para trabajar, sino un refugio emocional donde desconecta del ruido mediático y se sumerge en una rutina que combina paseos por la naturaleza, lectura y escritura. Ese entorno sereno se ha convertido en el contrapunto perfecto frente a un mundo que, según él, avanza hacia una dependencia tecnológica que amenaza con simplificar en exceso la libertad individual.