El Slow Fitness triunfa en los gimnasios
Calidad frente a cantidad y mucho cuidado en la técnica. Son las dos bases principales sobre las que gira el Slow Fitnes, un método de entrenamiento que triunfa en los gimnasios. Los ejercicios se realizan con lentitud, imponiéndose a los tiempos y a las series.
En el libro La revolución del fitness, poder de 10, aparece la teoría de Adam Zickerman sobre el sistema ‘slow’. Consisten en ejercicios de diez segundos que permiten ponerse en forma gracias a la quema de calorías y a la eficacia a la hora de generar densidad ósea. Entiende que no existe un límite de intensidad para que este trabajo fitness resulte efectivo. Hay que tener en cuenta que la frecuencia cardíaca puede ser igual corriendo que caminando sobre una cinta si la ponemos en pendiente. En las dos situaciones el organismo se acaba colocando en una situación de estrés.
Son varios los gimnasios de todo el mundo que han incorporado esta disciplina entre sus clases colectivas. En gran parte, encuentran en este método una gran oportunidad para mejorar el equilibrio entre la mente y el cuerpo. Se puede conseguir un adecuado estado de salud sin recurrir a técnicas tan dinámicas y agresivas. En las clases colectivas de los gimnasios se le conoce como Slow Gym. Lo más importante de todo es la lentitud y el dominio que se ejerce sobre el propio cuerpo.
Las personas que lo han probado elogian sobre todo su espíritu relajante y de antiestrés, que encajan sin problemas en el día a día de la población, que se enfrentada a una situación de estrés permanente desde primera hora debido al trabajo, familia y compromisos. Al tratarse de una disciplina tan lenta, no se sufre tanto como en los deportes de impacto y además se adapta a la condición física y a la edad de cualquier persona.
Esto no implica que el entrenamiento de alta intensidad resulte menos eficiente o sea más peligroso que el slow gym. Los dos cuentan con propiedades beneficiosas, pero no sirven para los mismos objetivos. El ejercicio de alta intensidad (HIT) cuenta con repercusión cardiovascular y metabólica, centrándose en la mejora de la composición corporal, mientras que el slow gym se encuentra incluida entre las especialidades recogidas en la categoría de body and mind. Gracias a ella se pueden mejorar aspectos como la flexibilidad, la movilidad y la coordinación, notándose en una mejor postura del cuerpo.
Algo que se debe tener en cuenta al iniciarse en el entrenamiento lento es que encaja a la perfección con una gran variedad de disciplinas fitness, entre las que se encuentran el Pilates, el Yoga o Body Balance. También encajan en otras como la liberación miofascial o el estiramiento para incrementar la movilidad de las articulaciones.
En cualquier caso, se trata de un nuevo método de entrenamiento que poco tiene que ver con el de alta intensidad, aunque los dos resultan complementarios. Si buscas tranquilidad, relajación y librarte del estrés, el Slow fitness puede encajar en tus planes. Es cuestión de probar y experimentar sus beneficios.
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