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Resistencia antimicrobiana

El uso excesivo de fármacos o su mal uso puede derivar en inesperadas consecuencias. Un buen ejemplo es la resistencia antimicrobiana.

  • Francisco María
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La resistencia antimicrobiana se presenta, en la actualidad, como uno de los grandes retos de la salud pública. El mal uso de fármacos favorece este proceso natural, haciendo que microorganismos patógenos se vuelvan cada vez más resistentes a los fármacos utilizados para erradicarlos (o controlarlos). Para frenar este fenómeno peligroso, es fundamental invertir en campañas de concienciación sobre los riesgos de la automedicación. Y para comprender mejor la dimensión de este problema, hablaremos en más detalles sobre la resistencia a los antimicrobianos.

¿Qué son los antimicrobianos?

Los medios o entornos donde vivimos también son habitados por una enorme variedad de microorganismos. Algunos (la menor parte, afortunadamente) pueden llegar a causarnos enfermedades con diferentes sintomatologías.

A lo largo de décadas, profesionales estudian el comportamiento, la estructura y el ciclo vital de estos microbios. De esta forma, se podrá producir o adaptar un compuesto que sirva para controlar su proliferación y estimular su eliminación o neutralización.

Estos compuestos son el principio activo de los fármacos antimicrobianos que combaten a los microorganismos patógenos. Por ejemplo, los antibióticos para las bacterias; los antivirales para los virus; los antifúngicos para los hongos; y los antihelmínticos para los parásitos intestinales.

Gracias a ellos, somos capaces de curar infecciones que, en el pasado, podrían resultar letales (por ejemplo, la tuberculosis). Así como controlar los síntomas de patologías para las cuales aún no conocemos una cura específica (por ejemplo, la gripe).

¿Qué es la resistencia microbiana y cómo se relaciona con el abuso de medicamentos?

No obstante, existe un proceso llamado resistencia antimicrobiana (RAM), a través del cual los microbios desarrollan resistencias a los fármacos. Básicamente, es como si se volvieran inmunes a sus principios activos, los cuales dejan de surtir efecto para tratar los procesos infecciosos.

Ello ocurre naturalmente, ya que su organismo tiende a sufrir ciertas mutaciones al exponerse a estos fármacos. Se trata de una capacidad adaptativa que les permite sobrevivir en diferentes medios, anulando los factores inhóspitos.

El gran problema que hoy enfrenta la salud pública es que el uso indiscriminado o inadecuado de ciertos fármacos favorece este proceso. En consecuencia, los microorganismos se vuelven rápidamente resistentes a los tratamientos conocidos. O incluso, se originan cepas de microbios ultrarresistentes que resultan inmunes a la mayoría de los antimicrobianos.

Retos de la resistencia antimicrobiana para la salud mundial

El impacto más evidente es la pérdida de eficacia de los fármacos utilizados para tratar numerosas enfermedades infecciosas, especialmente en países con menos recursos. Ello implica la necesidad de producir nuevos compuestos antimicrobianos que resulten eficaces. Lo que se vuelve cada vez más difícil y más costoso ante microorganismos cada vez más resistentes.

Así mismo, existe otro impacto alarmante que no siempre recibe la adecuada mención. La resistencia microbiana también genera un escenario muy complejo para la seguridad alimentaria. Gran parte de las patologías infecciosas son transmitidas a través de alimentos y agua contaminados por microorganismos patógenos. Si estos microbios se vuelven cada vez más resistentes, será cada día más difícil asegurar que la población tenga acceso a una nutrición segura.