Practicar ejercicio frena la sensación de hambre
Practicar ejercicio frena la sensación de hambre. Es una de las conclusiones a las que llegaron científicos de la Universidad británica de Loughborough. Para limitar el consumo calórico diario resulta mucho más eficaz hacer una actividad física que restringir alimentos.
David Stensel y sus compañeros del Centre for Sport and Exercise Medicine East Midlands se ocuparon de analizar las hormonas femeninas, las respuestas conductuales y psicológicas para controlar las calorías por medio de la actividad física y de la limitación de comida durante un periodo de nueve horas. Los resultados aparecen publicados en Medicine & Science in Sports and Exercise.
En lo referente a la pérdida de calorías con restricción de comida, los participantes en este estudio incrementaron los niveles de la hormona la grelina y rebajaron las tasas de péptido YY. Consumieron hasta un tercio más de comida en un buffet. En comparación con aquellos que realizaban deporte, los que restringían los alimentos acabaron consumiendo a continuación de media unas 944 calorías frente a las 660 calorías de aquellos que comían después de entrenar. Es una demostración de que en ocasiones no vale con limitar la ingesta de ciertos productos.
Esta investigación contradice de alguna manera los resultados que se habían conseguido en trabajos científicos anteriores, en donde se aseguraba que las personas tenían más hambre después de realizar una actividad deportiva, sobre todo en el caso de las mujeres. Aparece que la respuesta de péptido YY y de la grenila a la hora de realizar deporte es el mismo para los dos géneros.
De alguna manera, las conclusiones que se extraen en este estudio suponen una gran aportación al debate que circula sobre la importancia de la dieta y la actividad física. Básicamente porque queda demostrado que el ejercicio no anima a consumir más comida ni estimula el apetito, sobre todo durante las horas posteriores al entrenamiento. Ahora lo que deben comprobar es si este beneficio también se prolonga más allá del primer día de actividad. Sólo tienen resultados de una sola jornada.
Con posterioridad se realizaron otras investigaciones para comprobar si las respuestas del apetito eran diferentes entre hombres y mujeres. En uno de ellos se tomó como participantes a doce mujeres, en donde se les restringió el consumo de calorías por medio de la alimentación o del ejercicio, en donde debían entrenarse durante hora y media en una cinta de correr a ritmo moderado. Durante un periodo de nueve horas se midieron las respuestas del apetito.
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