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Ponerse al frente de los fogones, una buena manera de cuidar nuestra salud

Entre todas esas promesas que realizamos a comienzo de año o al inicio del otoño debería incluirse una tarea muy sencilla, como ponerse al frente de los fogones. Los propósitos saludables no sólo pasan por la práctica de actividades deportivas, también por la nutrición.

De ahí que se recomiende empezar a cocinar uno mismo sus platos. Es una forma de controlar lo que en realidad vamos a comer, tanto en cantidad como en calidad. Previamente habría que darse una vuelta por el supermercado o el mercado para adquirir  una serie de productos. Básicamente la cesta de la compra debe integrarse por alimentos frescos y no procesados.

No hace falta que te esmeres ni que prepares recetas de los mejores chefs. Con platos sencillos puedes conseguir muchos avances en materia de nutrición. Entre otras cosas también deberías tener en cuenta los distintos métodos de preparación de la comida, como la cocción, a la plancha o al horno, además de la incorporación de especias para darle un toque especial. Además de evitar el uso de la sal, que es poco aconsejable para los hipertensos, le aportarás un sabor diferente. No dudes en utilizar el hinojo, orégano, romero, perejil, etc.

Tampoco será necesario que tengas demasiados electrodomésticos o materiales de cocina. Una plancha o una sartén para preparar el pescado la carne casi sin aceite, una olla para las cocciones, el horno y el microondas resultarán suficientes para conseguir una cocina saludable.

Si somos capaces de planificar un menú semanal eso nos resultará una gran ayuda a la hora de acudir al supermercado, ya que tendremos las ideas claras sobre lo que debemos comprar, descartando así ciertos productos. También será una buena opción para ahorrar ya que no será necesario hacer una compra compulsiva e improvisada.

Al elaborar un menú con antelación sabremos en todo momento lo que vamos a comer y así no podremos salirnos de unos parámetros nutricionales. Intentaremos que sea lo más completo y equilibrado posible. Puedes aprovechar el tiempo libre que tengas el fin de semana para elaborar varias raciones de legumbres, por ejemplo, y guardarlas en pequeños recipientes en el congelador. Esta idea resulta de gran utilidad sobre todo para personas muy ocupadas, que por motivos de trabajo tengan que comer fuera de casa o que llegan con el tiempo justo a mediodía y se preparan un bocadillo o lo primero que cogen en la nevera.