¿Realmente se puede perder peso pasando frío?
Perder peso es uno de los objetivos que se plantea muchas personas a lo largo de su vida diaria. Existen además una gran cantidad de posibilidades para conseguirlo, entre ellas se encuentran las mil y una dietas o el tan amado como odiado deporte. Pero, y si se hubiese descubierto una forma de perder peso sin hacer ninguna de estas dos cosas. Un nuevo estudio demuestra que se puede perder peso pasando frío.
Muchos han sido los estudios que parecían haber confirmado el hasta ahora falso mito de perder peso pasando frío. Pero esta vez parece que se ha llegado a una conclusión bastante más coherente.
Un estudio realizado en ratones en la Universidad de Tokio ha descubierto que cierto tipo de células llamadas «grasas beige» pueden descomponer la grasa y el azúcar para mejorar la sensibilidad a la insulina y aumentar el metabolismo. La grasa beige también ayuda a regular el equilibrio energético.
Para entender el descubrimiento de esta nueva grasa y el posterior estudio es necesario explicar que los seres humanos poseen dos tipos de grasa:
- Grasa marrón. Se encuentra en el cuello, la parte superior de la espalda y alrededor de la médula espinal. Es responsable de quemar calorías para generar calor, ya que contiene muchas mitocondrias. Es considerada grasa buena.
- Grasa blanca. Considerada como grasa mala, esta carece de mitocondrias. Además, se encarga de aislar y amortiguar órganos vitales, como los riñones y el corazón. Esta grasa interactúa con hormonas como el cortisol, la hormona del estrés y la insulina. Se asocia a enfermedades cardíacas, diabetes y muchos tipos de cáncer.
Una vez catalogados los tipos de grasa, se puede pasar directamente a la pregunta clave. ¿En qué ha consistido el estudio para llegar a esta conclusión? Bien, los investigadores apoyan la idea de que la exposición al frío a largo plazo puede estresar las células de grasa blanca convirtiéndolas en células beige más eficientes.
Estos investigadores separaron en dos a un grupo de ratones. El primero de ellos permaneció a 4 grados centígrados durante una semana, mientras que el otro estuvo a 30 grados centígrados . Sin ningún cambio en la dieta, los ratones que se mantuvieron a temperatura más baja tenían más actividad termogénica, lo que significa que sus células podían quemar calorías y grasa almacenada para crear calor.
Esta resolución de la hipótesis confirma que a través del frío se puede convertir la grasa mala, en este caso la blanca, en grasa buena, marrón, creando un tercer tipo de grasa más eficiente, la beige. A pesar de que el estudio se ha realizado en ratones, las datos recopilados en seres humanos han sido esperanzadores para una más que posible futura confirmación total sobre lo que hasta ahora se ha considerado un falso mito.
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