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La lista de medicamentos más caros del mundo que cubre la sanidad pública en España

Hay muchas enfermedades raras o graves como el cáncer que sólo se pueden curar con un determinado medicamento que resulta tener un precio muy elevado, incluso de  millones de euros, debido a su composición o al estudio clínico previo al que ha sido sometido. La decisión de financiar o no una terapia o un nuevo medicamento por parte del Sistema Nacional de Salud (SNS) es un proceso muy complejo en el que se analizan muchas variables: la relación coste-efectividad, si aporta suficiente beneficio comparado con otras terapias disponibles, su disponibilidad, su beneficio terapéutico, etc. Pero para que se lleve a cabo este análisis, es necesario que previamente el medicamento haya sido autorizado para su comercialización por la Dirección General de Cartera Común de Servicios del Sistema Nacional de Salud y Farmacia (DGCYF), que depende del Ministerio de Sanidad y posteriormente por Comisión Interministerial de Precios de Medicamentos y Productos Sanitarios (CIPM).

El consumo de medicamentos supone un gran desembolso de dinero por parte de la sanidad pública en España y cada año que pasa, la factura crece, tal y como se puede ver publicado en la web del Ministerio de Sanidad. Solo entre 2021 y 2022 este gasto consistía en más de 21.000 millones de euros, incluyendo gasto farmacéutico hospitalario y recetas de farmacias. Esto implica aproximadamente el 23% del gasto sanitario público y en torno al 1,6% del PIB (en 2022) de nuestro país. Lejos de disminuir, las previsiones apuntan a que el gasto farmacéutico seguirá creciendo en los próximos años.

Caros, pero financiados 

El fármaco más caro del mundo es Libmeldy, comercializado por Orchard Therapeutics, que sirve para tratar a niños con leucodistrofia metacromática (LDM). Una enfermedad genética que detiene el crecimiento de los niños a los tres años al dañar sus conexiones neuronales. Con una sola dosis del medicamento Si bien su uso no está aprobado en España, sí cuenta con la autorización de la Agencia Europea del Medicamento desde diciembre de 2020. Su precio oscila entre los 2,5 y 3 millones de euros por paciente.

Hay un medicamento que está indicado para curar la atrofia muscular espinal, su nombre es Zolgensma y su precio es de 1.340.000 euros por paciente. Es uno de los medicamentos denominado de «terapia génica» y contiene el principio activo onasemnogén abeparvovec, que contiene material genético humano. Una medicación de Novartis que el SNS financia desde diciembre de 2021 y que se cree está detrás de que el año pasado la empresa triplicara sus beneficios.

Según la OCU, los elevados precios de determinados nuevos medicamentos son insostenibles para los sistemas sanitarios y perjudiciales para los usuarios. Hay tratamientos carísimos financiados por nuestro sistema de salud como son: el Spinraza (para la atrofia muscular espinal), cuyo precio de venta del laboratorio (PVL) asciende a 420.000€, el primer año de tratamiento y 210.000€ cada año sucesivo; el Kymriah (para la leucemia linfoblástica aguda y el linfoma difuso de células grandes B) tiene un precio PVL de 320.000€ por paciente y Yescarta (para el linfoma difuso de células grandes B y el linfoma primario mediastínico de células grandes B) cuesta, PVL, 327.000€ por paciente.

Otro medicamento, el El Trodelvy, es una monoterapia del laboratorio Gilead indicada para el tratamiento de pacientes adultos con cáncer de mama triple negativo irresecable o metastásico (CMTNm) que hayan recibido dos o más tratamientos sistémicos previos y está financiado por el SNS y que se calcula que cuesta alrededor de 90.000€ por paciente al año.

También hay medicamentos reclamados por las asociaciones de pacientes que no son aprobados, es el caso del Vitrakvi, un medicamento indicado para el tratamiento de cierto tipo de tumores sólidos y que creó polémica en las redes sociales porque se comentó que fue rechazado por nuestro sistema sanitario debido a «su elevado precio». Según los acuerdos de la Comisión Interministerial De Precios De Medicamentos y Productos Sanitarios (CIPM) del 3 de febrero de 2022, se decidió no financiarlo porque: «Teniendo en cuenta la propuesta presentada por la empresa, no resuelve las incertidumbres respecto a su valor terapéutico».

Saber el precio de un medicamento

Un medicamento puede tener un precio de venta al público de 30 euros, pero si es financiado por la Seguridad Social nos puede salir gratis a la hora de pagar. El Ministerio de Sanidad revisa continuamente las referencias que se dispensan en las farmacias para aprobar su financiación, modificarla o incluso cancelarla. Para saber cuánto vale una medicina lo más fácil es acudir a la web del Ministerio de Sanidad. Dentro, podemos encontrar dos herramientas para conocer el precio y la situación de los medicamentos.

La primera de ellas es Nomenclátor que es una base de datos online puesta a disposición de los profesionales sanitarios pero que también pueden consultar los ciudadanos, en la que podemos ver el precio de cada medicamento. Esta base de datos se actualizaba cada mes con nuevas altas y bajas de medicamentos, variaciones de precio, formas de presentación, etc. La otra aplicación es BIFIMED, un buscador que permite conocer la situación de financiación con fondos públicos de todos los medicamentos autorizados en España.

La novedad de BIFIMED es que ofrece información de financiación tanto de los fármacos que se dispensan en farmacia como de los que se dispensan en hospital. Una vez seleccionado el medicamento que queremos investigar, basta con pulsar en la búsqueda para que se abra una una nueva pantalla en la aparecerá: la forma de presentación del medicamento; si precisa o no receta; el nombre del laboratorio que lo comercializa; si es genérico, biosimilar, biológico o huérfano; las condiciones especiales de prescripción y dispensación; si existen requisitos de financiación o cuál es la situación de financiación.

Lo que no es posible saber a través de estas aplicaciones son los precios acordados entre Sanidad y las compañías farmacéuticas para los medicamentos de uso hospitalario, que también pagamos entre todos, aunque con fondos públicos. Tal como lo señalan los expertos en la materia, el alto coste de estos medicamentos se debe a su carácter innovador, en el cual se ha invertido tecnología de punta. Por lo tanto, tienen condiciones de patentes exclusivas que se reflejan en su precio en el mercado.