Ingresa con fuertes medidas de seguridad un hombre en el Hospital La Paz con fiebre de Crimea-Congo
El diagnóstico precoz y la terapia de soporte mejoran la supervivencia de los pacientes
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Un paciente con fiebre de Crimea- Congo será ingresado en el Hospital Público La Paz de Madrid, entre fuertes medidas de seguridad, como se ha confirmado desde la consejería de Sanidad madrileña. El afectado es un hombre de 72 años que se encontraba en su segunda residencia en el municipio de Buenasbodas (Toledo). Según las fuentes consultadas, por el momento se encuentra estable y continua en la unidad de aislamiento.
La fiebre hemorrágica Crimea-Congo (FHCC) la produce un virus transmitido por la picadura de una garrapata infectada o por contacto con la sangre y los tejidos de ganado infectado. La transmisión del virus de la de persona a persona puede producirse por el contacto con fluidos o secreciones de pacientes sintomáticos o por fómites a los familiares o sanitarios que los atienden.
Por otra parte, las autoridades sanitarias están llevando a cabo tareas de rastreo para evitar que por contacto se haya podido trasmitir a otras personas. Así, los pasos que se seguirán a partir de ahora es la de llevar a cabo el traslado del paciente con las condiciones óptimas que eviten, por otra parte, la posible expansión de la enfermedad.
El Sistema de Alerta Rápida en Salud Pública (SARSP) ha activado la alerta por sospecha de Fiebre Hemorrágica de Crimea-Congo y se han enviado las muestras para estudio microbiológico al Centro Nacional de Microbiología, confirmándose la infección por virus de la Fiebre Hemorrágica de Crimea-Congo (FHCC).
Ante la confirmación de FHCC, la Dirección General de Salud Pública ha activado de inmediato a la Unidad de Aislamiento de Alto Nivel del Hospital Universitario La Paz-Carlos III, a la que ha sido trasladado esta misma mañana por un equipo del SUMMA 112, aplicando todos los protocolos de seguridad necesarios.
La Unidad de Aislamiento de Alto Nivel en la Comunidad de Madrid tiene como objetivo facilitar el manejo asistencial de los pacientes diagnosticados de una enfermedad infecciosa de alto riesgo, garantizando, además, la protección de los profesionales que le atienden y, en consecuencia, la protección de la población.
En septiembre de 2016 se diagnosticó el primer caso humano en la Comunidad, asociado al contacto con una garrapata en la provincia de Ávila, y un segundo caso en un profesional sanitario que le atendió. El caso detectado en Madrid fue el primero de Europa Occidental con carácter autóctono, no importado de otro ámbito geográfico.
Desde Salud Pública se recomienda que, si se realizan actividades en la naturaleza, como senderismo o caza, se vista con ropa de colores claros, especialmente los calcetines, ya que será más fácil ver las garrapatas que se puedan adherir, así como ir provistos de prendas con mangas y pantalón largo.
También evitar el uso de sandalias, siendo más recomendable el uso de botas o calzado cerrado y con los calcetines por encima del pantalón. Emplee repelentes autorizados, y mantenga protegidos a los animales de compañía cuando salga al campo mediante repelentes externos.
El cuadro clínico presenta diferentes periodos:
– Período pre-hemorrágico: los síntomas habituales son fiebre de instauración brusca, dolor de cabeza, mialgias y mareos y la duración es de unos 4-5 días. También pueden aparecer otros síntomas como diarrea, náuseas o vómitos, así como hiperemia de cara, cuello o tórax, cogestión ocular o conjuntivitis.
– Período hemorrágico: duración 2-3 días. Las manifestaciones hemorrágicas van desde petequias a grandes hematomas en piel y mucosas, sangrados, principalmente de nariz, encías, gastrointestinal (hematemesis, melenas o intraabdominal), vaginales, uterinos (menometrorragias), del tracto urinario (hematuria) o del aparato respiratorio (hemoptisis). También pueden llegar a producirse hemorragias cerebrales. La hepatoesplenomegalia se ha descrito en 1/3 de los pacientes. La evolución clínica de la enfermedad puede ser en forma de hepatitis. Los pacientes muy graves pueden sufrir un rápido deterioro renal, o insuficiencia hepática o pulmonar repentina después del quinto día de enfermedad. Entre los pacientes que se recuperan, la mejoría comienza generalmente al noveno o décimo día tras la aparición de la enfermedad.
– Periodo de convalecencia: a partir de los 10-20 días del inicio de la enfermedad. Durante este periodo se ha descrito la presencia de pulso débil, polineuritis, disnea, xerostomía, disminución de la agudeza visual, pérdida de audición y de memoria.
La letalidad asociada a la FHCC va desde un 5% hasta un 40% y la muerte sobreviene generalmente durante la segunda semana. La edad mayor de 60 años, la presencia de manifestaciones hemorrágicas, la hepatomegalia, el fallo orgánico, la elevación de las enzimas hepáticas, la leucopenia y leucocitosis, la prolongación del tiempo de protrombina, la elevación del fibrinógeno y dímero-D y el descenso de las plaquetas por debajo de 100.000 se consideran marcadores pronósticos de gravedad de la enfermedad. La FHCC se asocia a un descenso marcado y rápido en el número de plaquetas en determinaciones seriadas. El diagnóstico precoz y la terapia de soporte mejoran la supervivencia de los pacientes.
Modo de transmisión
El virus Crimea-Congo se transmite por la picadura de un vector, principalmente garrapatas del género Hyalomma o por contacto con la sangre o tejidos de animales infectados. Afecta principalmente a personas expuestas a poblaciones de garrapatas, siendo el mayor grupo de riesgo los trabajadores de la industria ganadera, agricultores, veterinarios, y trabajadores encargados del sacrificio y desollado de los animales; así como cazadores de las áreas endémicas.
Puede haber transmisión entre seres humanos por contacto estrecho con sangre, secreciones, otros fluidos corporales u órganos de un caso sintomático o fallecido. El riesgo de transmisión es mayor en los últimos estadios de la enfermedad, ya que se asocia con mayor carga viral junto con diarrea, vómitos y hemorragias. De forma puntual, se han descrito brotes por transmisión nosocomial en los que hubo trabajadores sanitarios, sin la protección adecuada, que se contagiaron a partir del contacto directo con la sangre y/o por aerosolización de fluidos contaminados de pacientes infectados en estadios avanzados de la enfermedad.
Otras formas de producción de aerosoles con partículas infecciosas son por procedimientos de laboratorio, autopsias, o a partir de orina o heces de roedores u otros animales infectados. El riesgo de transmisión a los contactos cercanos y familiares es bajo. Además, se han descrito casos puntuales de transmisión sexual de la enfermedad.
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