El futuro de la alimentación: estos son los riesgos y desafíos de la carne sintética
Un análisis reciente de la FAO y la OMS identifica 53 posibles riesgos para la salud asociados con la carne sintética
La elaboración de estos productos comienza con la obtención de una pequeña muestra de tejido muscular de un animal
Cada vez más empresas líderes en la industria alimentaria invierten en la carne sintética, algo que indica el potencial que puede tener este sector. Esto se debe a que la forma de producir y consumir alimentos se encuentra en una encrucijada entre la creciente demanda y la urgencia por parte de los organismos internacionales de abordar los problemas ambientales.
La carne sintética se desarrolla a partir de células madre de animales sin necesidad de cría o sacrificio. Para su elaboración, los productores hacen uso de avanzadas prácticas de ingeniería de tejidos en los laboratorios. Estas técnicas sirven para hacer crecer el tejido muscular. Además, el proceso de elaboración sigue una serie de pasos meticulosos para obtener un producto que se asemeje lo máximo posible a la carne convencional.
La elaboración de estos productos comienza con la obtención de una pequeña muestra de tejido muscular de un animal mediante un procedimiento similar a una biopsia. En esta muestra, los productores obtienen las células madre, componentes esenciales para el desarrollo de la carne sintética.
Las células madre son como las «células maestras» de nuestro cuerpo. Tienen la asombrosa capacidad de transformarse en diferentes tipos de células, como células de la piel, del corazón o del cerebro. Son esenciales para el crecimiento y la reparación de los tejidos en nuestro cuerpo, y pueden ser útiles en tratamientos médicos para enfermedades y lesiones.
Las células madre extraídas se colocan en andamios tridimensionales, un sistema que sirve de soporte para sostener el material. Estas estructuras están diseñadas para imitar la disposición natural del tejido muscular. Posteriormente, los andamios con las células madre se trasladan a biorreactores, unas maquinarias que crean un ambiente controlado y óptimo para el crecimiento celular. Aquí, las células se sumergen en un medio de cultivo específico, que contiene nutrientes esenciales para su desarrollo. Durante este proceso, las células se multiplican, obteniendo como resultado un producto final que en su composición celular se asemeja a la carne convencional.
Uno de los objetivos fundamentales de la carne sintética es la creación de un producto más sostenible y respetuoso con el bienestar animal. Sin embargo, existen aspectos vinculados con el proceso de producción de estos alimentos que generan interrogantes sobre su eficacia. En concreto, el uso de suero fetal bovino para los medios de cultivo, cuya extracción implica la necesidad de sacrificar fetos de vacas, lo cual contradice el objetivo central de mejorar el bienestar animal. Algunas empresas involucradas son conscientes de este dilema y están trabajando para encontrar alternativas.
Asimismo, en cuanto al impacto ambiental, diversos estudios, incluido uno realizado por la Universidad de Oxford, sugieren que la energía generada por los biorreactores podría tener una huella de carbono a largo plazo superior a la de la carne convencional.
En relación con su impacto en la salud, un análisis reciente de la FAO y la OMS identifica 53 posibles riesgos para la salud asociados con la carne sintética. Entre estos riesgos se encuentra la posible presencia de contaminantes químicos y metales pesados, así como la inclusión de alérgenos en los aditivos y la presencia de microplásticos. Sin embargo, estos riesgos podrían llegar a abordarse mediante la implementación de un estricto sistema de seguridad alimentaria que garantice su calidad y seguridad.
En mi último estudio elaborado para la Universidad de Santiago de Compostela, indagué en las opiniones de potenciales consumidores españoles, con una participación de cerca de 300 individuos. Los encuestados respondieron a diversas preguntas relacionadas con sus preferencias y los factores que podrían influir en su disposición para consumir carne sintética.
Las conclusiones de este estudio revelaron que la mayoría de los participantes no cree que la carne sintética vaya a contribuir significativamente a la reducción del impacto ambiental ni a la disminución de la necesidad de criar animales. Además, los españoles manifestaron una desconfianza en cuanto a los posibles efectos de estos productos en su salud.
En definitiva, aunque la carne sintética puede tener un futuro prometedor, de momento le queda un trecho considerable por recorrer. Actualmente, este tipo de alimento enfrenta desafíos significativos que requieren atención. El camino hacia la aceptación generalizada de la población implica un compromiso constante con la transparencia, la innovación y la solución de los problemas intrínsecos al proceso de producción.
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