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Europa bajo vigilancia: Alemania estudia dos casos sospechosos del virus de Marburgo

Este virus se identificó por primera vez en Alemania en 1967 y pertenece a la familia del ébola

  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

Las alarmas sanitarias en Europa se han encendido tras la aparición de dos casos sospechosos del virus de Marburgo en Hamburgo, Alemania. El pasado 2 de octubre, dos pasajeros que llegaron en tren de alta velocidad a la estación central de la ciudad, un estudiante de medicina de 20 años y su novia, fueron hospitalizados tras presentar síntomas similares a los del virus, como fiebre alta y malestar general.

Ambos habían viajado desde Ruanda, país que atraviesa un brote activo de la enfermedad, con 29 casos confirmados y 11 fallecidos desde finales de septiembre.

El virus de Marburgo, de la misma familia que el ébola, es altamente contagioso y puede provocar fiebre hemorrágica, fallo orgánico y una tasa de mortalidad de hasta el 88% dependiendo de la cepa. La transmisión ocurre principalmente a través del contacto directo con fluidos corporales de personas infectadas o superficies contaminadas. Actualmente, no existe un tratamiento o vacuna aprobada para la enfermedad​

Las autoridades alemanas han aislado a los pacientes y están siguiendo de cerca a los pasajeros que compartieron el tren con ellos, como medida preventiva. Los dos individuos hospitalizados incluyen a uno que había estado trabajando en un hospital en Ruanda, lo que agrava la preocupación sobre la posible propagación del virus en Europa.

Este virus se identificó por primera vez en Alemania en 1967, y ha afectado de manera esporádica al continente europeo, pero sigue representando una amenaza considerable debido a su alta letalidad y capacidad de propagación rápida. Estas características exigen una estricta vigilancia por parte de las autoridades sanitarias europeas para prevenir posibles brotes y controlar su expansión.

Virus de Marburgo

La letalidad de la enfermedad por el virus de Marburgo (EVM), que causa el virus que lleva este nombre, es de hasta el 88%, pero podría ser mucho menor si se atendiera debidamente a los pacientes. La EVM se identificó por vez primera en 1967, tras registrarse simultáneamente brotes en Marburgo y Frankfurt (Alemania) y en Belgrado (Serbia).

Aunque los virus de Marburgo y del Ébola son virus distintos, ambos pertenecen a la familia Filoviridae y ocasionan enfermedades con características clínicas similares. Ambas son raras, pero las tasas de letalidad de sus brotes pueden ser elevadas.

Dos grandes brotes que ocurrieron simultáneamente en Marburgo y Frankfurt (Alemania) y en Belgrado (Serbia) en 1967 permitieron identificar la enfermedad por vez primera. Estos brotes se asociaron al trabajo en laboratorios con monos verdes africanos (Cercopithecus aethiops) importados de Uganda. Posteriormente, se han notificado brotes y casos esporádicos en Angola, Kenya, la República Democrática del Congo, Sudáfrica (en una persona que había viajado recientemente a Zimbabwe) y Uganda. En 2008 se notificaron dos casos independientes en viajeros que habían visitado una cueva habitada por colonias de murciélagos Rousettus en Uganda.

Transmisión

Inicialmente, la infección humana por EVM se debe a la estancia prolongada en minas o cuevas habitadas por colonias de murciélagos Rousettus.

La transmisión entre personas ocurre por contacto directo de la piel lesionada o las mucosas con sangre, secreciones, órganos u otros líquidos corporales de personas infectadas, así como con superficies y materiales contaminados con dichos líquidos, como ropa personal o de cama.

Síntomas del virus de Marburgo

El periodo de incubación (es decir, el intervalo entre la infección y la aparición de los síntomas) oscila entre 2 y 21 días.

La EVM empieza bruscamente, con fiebre elevada, cefalea intensa y gran malestar, así como con frecuentes dolores musculares. Al tercer día pueden aparecer diarrea acuosa intensa, dolor y cólicos abdominales, náuseas y vómitos. La diarrea puede persistir una semana. En esta fase se ha descrito que los pacientes presentan «aspecto de fantasma» debido al hundimiento de los ojos, la inexpresividad facial y el letargo extremo.

Muchos enfermos tienen manifestaciones hemorrágicas graves a los 5 a 7 días y los casos mortales suelen presentar alguna forma de hemorragia, a menudo en varios órganos. La presencia de sangre fresca en los vómitos y las heces suele acompañarse de hemorragia por la nariz, las encías y la vagina. El sangrado espontáneo en los lugares de venopunción donde se administran líquidos o se extraen muestras de sangre puede ser especialmente problemático. Durante la fase grave de la enfermedad, los pacientes presentan persistentemente fiebre elevada. La afectación del sistema nervioso central puede producir confusión, irritabilidad y agresividad. Se han descrito asimismo casos ocasionales de orquitis (inflamación de uno o ambos testículos) en la fase tardía de la enfermedad (a los 15 días de su inicio).

En los casos mortales, el óbito suele producirse a los 8 o 9 días del inicio de los síntomas y se suele preceder de grandes pérdidas de sangre y de choque.