En España se operan más de 1.500 aneurismas rotos al año, ¿cuál es el tratamiento?
Pueden producirse en el pecho, abdomen o en el cerebro
La urgencia se produce con la rotura de la arteria y se necesita quirófano de forma urgente
La aorta es la arteria que transporta sangre del corazón al resto del organismo. Los aneurismas de la misma se denominan aórticos. Si esta arteria vital se rompe debido a un aneurisma y no se obtiene asistencia médica inmediata, podría producirse la muerte del paciente.
Los aneurismas aórticos pueden producirse en el pecho (aneurismas torácicos), pero la mayoría se originan debajo de los riñones, en la región inferior del abdomen (aneurismas abdominales).
También pueden producirse en el cerebro, como le sucedió a la actriz Sharon Stone, la protagonista de ‘Instinto Básico’, que fue víctima de un ACV (accidente cerebrovascular) en octubre de 2001, originado en un aneurisma.
En la memoria también queda el caso de Carlos Cano que en 1995 fue trasladado al otro lado del Atlántico, concretamente al Hospital Mount Sinai de Nueva York (EEUU), para salvarse de uno torácico.
Esta patología casi siempre es silenciosa y cuando debuta lo puede hacer rompiendo la arteria bruscamente, y matando al enfermo en muy pocos minutos. Otras veces, su primera manifestación se debe a que se ha creado un pequeño orificio en la íntima del vaso, la capa más interna de la pared arterial, a la vez que genera desde allí una luz falsa por donde la sangre va avanzando, y disecando. En esas ocasiones, la vida del enfermo corre serio peligro a medida que pasan los minutos.
En España se estima que se operan más de 1.500 aneurismas rotos al año. Según la Universidad Clínica de Navarra, un 2-4% de varones mayores de 65 años son portadores de un aneurisma de aorta abdominal y si llegan a romperse, la mortalidad real es del 90% y el riesgo de ruptura aumenta a medida que crece el tamaño de la lesión, siendo mucho más elevado cuando el diámetro es mayor de 5 cm.
Los pacientes con antecedentes familiares de aneurismas tienen un riesgo más elevado que la población normal de padecer un aneurisma de aorta.
¿Cuál es el tratamiento de un aneurisma de aorta?
Destaca el Instituto del Corazón de Texas de EE.UU que todos los especialistas y los textos científicos coinciden hoy en día en que hay que recurrir casi siempre al quirófano. Si el aneurisma es disecante o se ha roto, la operación siempre es de urgencia. Sólo en algunas disecciones de la aorta torácica los médicos pueden permitirse el lujo de dudar unas horas. En todas las demás, siempre se debe hacer lo mismo. Preparar el quirófano mientras se busca al mejor cirujano -la operación no es fácil-, capaz de sacar adelante una patología muy seria.
Las horas suelen jugar en contra del paciente. Retrasar la cirugía o intentar un traslado muy largo y complicado es arriesgarse a que la arteria se rompa por completo y el árbol vascular se quede sin sangre en un par de minutos tan sólo.
Si el problema es un hallazgo casual, tampoco se puede dejar en el olvido. Los aneurismas, a partir de un volumen determinado, siempre inclinan la balanza a favor del cirujano. Porque el tratamiento médico no conseguirá evitar que en un plazo de tiempo no muy largo, la arteria se rompa bruscamente y acabe en sólo cinco minutos con la vida del paciente.
Las causas
Toda enfermedad que debilite las paredes de las arterias puede dar lugar a la formación de un aneurisma. Una de ellas, como hemos mencionado anteriormente, es la aterosclerosis (una acumulación de placa en las arterias). Pero también lo es la presión arterial alta y el consumo de tabaco.
Asimismo, las infecciones, lesiones y heridas profundas también pueden ocasionar dilataciones en los vasos sanguíneos. En algunos casos los aneurismas pueden deberse a una enfermedad congénita, es decir, una enfermedad de nacimiento. Ciertas enfermedades heredadas también pueden aumentar el riesgo de sufrir un aneurisma. Por ejemplo, el síndrome de Marfan es una enfermedad heredada que afecta a los tejidos conectivos del cuerpo y produce huesos largos y articulaciones muy flexibles. Las personas con este síndrome a menudo sufren de aneurismas.
Los síntomas
Aunque muchos son silentes algunos pueden producir falta de aliento, una voz áspera o ronca, dolor de espalda o dolor en el hombro izquierdo o entre los omóplatos. Los aneurismas aórticos en el abdomen pueden causar dolor o molestia. También pueden producir náuseas o reducir el apetito. Pueden detectarse durante un examen médico, mediante radiografías básicas de tórax o abdomen o utilizando ultrasonido. Pueden determinarse el tamaño y la ubicación mediante ecocardiografía o técnicas de imagenología radiológica, tales como la arteriografía, la resonancia magnética y la tomografía computada.
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