Un ensayo fortuito constata la eficacia de la vacuna del herpes zóster frente a la demencia
El herpes zóster, una infección vírica que produce una dolorosa erupción cutánea, entre otros, está causado por el mismo virus que causa la varicela
Un ensayo clínico inicialmente diseñado para probar la eficacia de la vacuna contra el herpes zóster ha revelado un hallazgo sorprendente: sus efectos podrían ser efectivos también en la prevención de la demencia. Los resultados, obtenidos de manera fortuita durante el estudio, sugieren que la vacuna podría ofrecer una nueva vía para combatir el deterioro cognitivo, abriendo una puerta inesperada a la investigación en enfermedades neurodegenerativas. Este descubrimiento ha generado gran expectación en la comunidad científica, ya que la demencia, especialmente el Alzheimer, representa una de las principales causas de discapacidad entre los adultos mayores y aún no existen tratamientos efectivos para su prevención.
La ciencia da un paso más para confirmar que los virus que afectan al sistema nervioso pueden influir en la demencia: un estudio recogido en la revista Nature confirma que la vacuna del herpes zóster redujo un 20% el riesgo de desarrollar esta enfermedad neurodegenerativa en un grupo de mayores.
El herpes zóster, una infección vírica que produce una dolorosa erupción cutánea, entre otros, está causado por el mismo virus que causa la varicela. Cuando una persona contrae la varicela, el virus permanece latente en las células nerviosas de por vida y, conforme se va debilitando el sistema inmunológico con la edad, el virus latente puede reactivarse y causar herpes zóster.
Para evitarlo existe una vacuna que contiene una forma atenuada del virus, y los autores del estudio, afiliados a varios centros estadonidenses, austriacos y alemanes, llegaron a los resultados que produjo en un grupo de personas mayores en Gales, Reino Unido.
Allí, comenzó un programa de vacunación en 2013 para personas que tuvieran 79 años. Sólo con esa edad exacta podían optar a la vacuna dado el suministro limitado de dosis.
La vacuna
Años después de que comenzase ese proceso de inmunización, los investigadores analizaron el historial médico de más de 280.000 personas que en 2013 no padecían demencia. De ellas, una parte recibieron la vacuna y aunque tenían 79 años, apenas estaban a una o dos semanas de cumplir los 80; y la parte no pudieron acceder a ella porque cumplieron los 80 una o dos semanas antes de que comenzase la vacunación.
Las edades de los miembros de uno y otro grupo, vacunados y no vacunados, variaban menos de un mes. El análisis de los datos, siete años después, cuando estas personas ya contaban con 86 u 87 años, puso de manifiesto que la vacuna redujo la aparición de herpes zóster en aproximadamente un 37% para quienes recibieron la vacuna, un dato similar al que habían dado los ensayos clínicos de la misma.
En 2020, uno de cada ocho personas del grupo de control (280.000 personas), que para entonces tenían 86 y 87 años, había sido diagnosticado con demencia, pero los investigadores vieron que quienes recibieron la vacuna contra el herpes zóster tenían un 20% menos de probabilidades de desarrollar demencia que los no vacunados.
«Fue un hallazgo realmente sorprendente encontrar esta señal protectora en la vacuna», afirma el autor principal del estudio, Pascal Geldsetzer, investigador médico en la Universidad estadounidense de Stanford en un comunicado de este centro.
Mayor respuesta en las mujeres
Los científicos buscaron por todas partes otras variables que pudieran haber influido en la reducción del riesgo de demencia, sin encontrar nada significativo. Lo más llamativo fue que la protección de la vacuna del herpes frente la demencia era mucho más pronunciada en las mujeres que en los hombres.
Esto puede deberse, según los autores, a que las mujeres, por lo general, tienen una mayor respuesta de anticuerpos a la vacunación y/o a que el herpes zóster es más frecuente en las mujeres que en los hombres.
Aunque ya había habido estudios previos relacionando la vacuna contra el herpes zóster con tasas más bajas de demencia, se trataba de investigaciones de asociación hechas solo con personas vacunadas, que generalmente son aquellas que tienen a preocuparse más por su salud y se cuidan más, practicando más deporte o evitando el sobrepeso, advierten los investigadores.
«Ese tipo de estudios han tenido un sesgo importante porque se fijaban solo en personas vacunadas y estas tienen conductas sanitarias diferentes a las que no se vacuna. Nuestro estudio tiene en cuenta a unas y otras, por lo que es más sólido para extraer conclusiones», señala Geldsetzer.
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