Dr. Miguel Sánchez Viera: «El exceso de sudor conduce a un aislamiento que afecta a la salud mental»
La hiperhidrosis, documenta la Clínica Mayo, es una sudoración excesiva que no siempre está relacionada con el calor o el ejercicio.
«Es posible que sudes tanto que se te empape la ropa o te gotee el sudor de las manos. La sudoración intensa puede ser un problema a diario y causar ansiedad social y vergüenza», recalca.
En este sentido, aunque la hiperhidrosis no es una enfermedad grave, sin embargo, afecta mucho a la calidad de vida de los pacientes. Así lo explica, en entrevista a OKSALUD, el director y dermatólogo del Instituto de Dermatología Integral (IDEI), el doctor Miguel Sánchez Viera: «Los entornos laborales y sociales pueden suponer un problema. Tener que interactuar con otras personas puede empeorar el estrés y la ansiedad y, por tanto, un agravamiento de la sudoración. Esto aboca a un aislamiento que afecta a la salud mental de las personas que sufren de hiperhidrosis».
El tratamiento de la hiperhidrosis normalmente da buenos resultados. A menudo, se comienza con el uso de antitranspirantes. Si estos no dan resultado, se pasa a medicación. En casos graves, se puede valorar por parte del profesional una cirugía para extraer las glándulas sudoríparas o desconectar los nervios relacionados con la producción excesiva de sudor.
PREGUNTA.- ¿Cuáles son las principales causas de la hiperhidrosis y cómo se diferencian entre la hiperhidrosis primaria y la secundaria?
RESPUESTA.- La causa de la hiperhidrosis es una hiperactividad de las glándulas sudoríparas, que reaccionan de manera excesiva sin necesidad de haber estado en ambientes calurosos o haber practicado ejercicio, por ejemplo.
La hiperhidrosis primaria no tiene una causa clara y es frecuente que aparezca en la infancia o en la adolescencia, siendo el componente genético muy importante.
Se caracteriza por estar focalizada en algunas zonas del cuerpo, como son las palmas de las manos y pies, las axilas e, incluso, la cara. Otro signo distintivo es que no suele darse durante la fase del sueño. Además, el estrés o la ansiedad agravan los episodios de sudoración excesiva. Este tipo de hiperhidrosis afecta aproximadamente al 3% de la población.
Por su parte, la hiperhidrosis secundaria tiene su origen en una patología o situaciones clínicas subyacentes, como puede ser la diabetes, el hipertiroidismo, la menopausia (los conocidos sofocos), la obesidad o la ingesta de determinados fármacos. Puede afectar a todo cuerpo y también puede aparecer por la noche. Este tipo de hiperhidrosis es menos común y puede debutar a cualquier edad.
P.- ¿Qué impacto tiene la hiperhidrosis en la calidad de vida de los pacientes, especialmente en términos de salud mental y social?
R.-La hiperhidrosis no es una enfermedad grave, sin embargo, afecta mucho a la calidad de vida de los pacientes. Los entornos laborales y sociales pueden suponer un problema. Tener que interactuar con otras personas puede empeorar el estrés y la ansiedad y, por tanto, un agravamiento de la sudoración. Esto aboca a un aislamiento que afecta a la salud mental de las personas que sufren de hiperhidrosis.
P.- ¿Cuáles son los tratamientos iniciales recomendados para la hiperhidrosis y qué tan efectivos suelen ser?
R.- Los más recomendos inicialmente son:
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- Antitranspirantes y fármacos tópicos: tienen como objetivo inhibir la sudoración. Este tipo de tratamiento debe aplicarse por la noche y con la piel seca, para no quedar impregnado en la ropa. De esta forma el producto puede actuar durante más horas. Se presentan en forma de cremas, sprays o toallitas. Este es la forma de usar contraria a la de los desodorantes normales, que se usan por la mañana después de la ducha y que lo que hacen es enmascarar el olor del sudor, pero no inhibir su producción. Se utilizan principalmente en axilas, manos y pies (en casos muy raros, también en la cara) y pueden tener un efecto irritativo, por lo que deben emplearse siempre bajo la recomendación de un especialista.
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- Fármacos vía oral: los que tienen efectos anticolinérgicos. El más prescrito es la clonidina, que por su efecto hipotensor, actúa también a nivel de las glándulas sudoríparas disminuyendo la producción de sudor. También se pueden prescribir (al ser un factor detonante el estrés) ansiolíticos y tranquilizantes.
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- Toxina botulínica tipo A: principalmente usada en la hiperhidrosis axilar ha supuesto un gran avance en el tratamiento de la hiperhidrosis. Tras realizar una prueba para detectar los puntos que producen más sudor (test de yodo-almidón) se procede a realizar microinfiltraciones de toxina botulínica tipo A en los puntos identificados. Se consigue bloquear temporalmente (entre 6-8 meses) la actividad de las glándulas sudoríparas.
P.- En caso de que los tratamientos iniciales no funcionen, ¿qué otras opciones están disponibles y qué riesgos o efectos secundarios conllevan?
R.- Actualmente destacaría dos tratamientos:
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- Iontoféresis: consiste en introducción de las palmas de las manos o los pies en un dispositivo con agua por el que pasa una corriente eléctrica que provoca la coagulación de proteínas en el interior de los conductos secretores de las glándulas sudoríparas, lo que el sudor no llega a salir. Es un tratamiento no invasivo, pero debe ser realizado a largo plazo, siendo necesarias varias sesiones semanales al inicio. Después se van espaciando hasta que se realizan el mínimo número de sesiones posible para mantener el efecto
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- Láser y radiofrecuencia fraccionada: el mecanismo de acción es la eliminación, de manera no invasiva, de las glándulas sudoríparas de las axilas utilizando energía electromagnética, etc. Suele tener una eficacia variable dependiendo de las tecnologías, pero puede ser precisa más de una sesión.
P.- ¿Existen diferencias en la efectividad de los tratamientos para diferentes áreas del cuerpo afectadas por la hiperhidrosis, como manos, pies, axilas o rostro?
R.- En general, las axilas son las de mejor respuesta.
P.- ¿Cuándo se debe considerar la cirugía como una opción viable para tratar la hiperhidrosis y qué tipos de procedimientos quirúrgicos están disponibles?
R.- En caso de hiperhidrosis severas con poca respuesta a los tratamientos anteriores se pueden utilizar tratamientos quirúrgicos invasivos. El más empleado es:
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- Cirugía local: consiste en la eliminación de las glándulas sudoríparas mediante un curetaje subcutáneo de la axila.
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- Simpatectomía transtorácica: es una intervención que debe realizarse por un cirujano torácico. Tiene como objetivo desconectar de forma selectiva la inervación simpática a nivel de los ganglios encargados de estimular la sudoración en axilas y manos. Es el último recurso cuando se han empleado otros tratamientos y no han surtido efecto. Tiene una tasa de éxito de en torno al 90%, tanto en cara como manos y axilas, sin embargo, hay ocasiones en las que la hiperhidrosis puede volver a reaparecer. Con frecuencia, se termina desarrollando hipersudoración compensatoria, es decir, que el paciente suda más por otras partes del cuerpo.
P.- ¿Es posible que la hiperhidrosis indique la presencia de otra afección subyacente más grave? En caso afirmativo, ¿cómo se realiza el diagnóstico diferencial?
R.-Sí, se da cuando se padece la hiperhidrosis secundaria. El diagnóstico se realiza haciendo un historial exhaustivo del paciente y un estudio analítico que consigan un diagnóstico de dichas enfermedades.
P.- ¿Qué medidas de cuidado personal y cambios en el estilo de vida pueden ayudar a controlar los síntomas de la hiperhidrosis de manera efectiva?
R.- Principalmente:
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- Higiene: es fundamental: si se suda durante el día, se puede llevar varias puestas de ropa para evitar que el sudor se acumule en la ropa llegando a producir mal olor.
- Ropas con materiales naturales: el algodón y el lino son los indicados para casos de personas que tienen esta patología. Las fibras sintéticas no solo provocan más sudor, sino que además provocan que aparezca olor desagradable.
- Mantenerse hidratado: de esta forma el cuerpo mantendrá una temperatura estable y se conseguirá mantener un menor nivel de sudoración.
- Dieta: evitar alimentos como el curry, los picantes, el café, té, ajo, los picantes y el alcohol. Contienen sustancias que hacen que se eleve la temperatura corporal induciendo una mayor sudoración.
- Evitar el estrés y la ansiedad: el ejercicio (aunque sea ligero), las prácticas de meditación o mindfulness, etc. Pueden reducir los niveles de estrés y, por tanto, controlar la sudoración.
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