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Estas patologías se banalizan, pero también son causa de discriminación

La doble cara de las enfermedades de la piel

Los expertos animan a los pacientes a no tener miedo y acudir al dermatólogo

Los avances de los últimos años permiten tratar enfermedades que antes no era posible controlar

Puede resultar chocante que en un congreso sobre enfermedades de la piel haya una sesión titulada «Riesgo de suicidio en pacientes con hidrosadenitis supurativa: el peso psicológico de una enfermedad oculta», pero los especialistas que atienden a quienes viven con enfermedades de este tipo son muy conscientes de las consecuencias que puede tener vivir con una enfermedad de este tipo sobre la salud mental.

La Academia Española de Dermatología y Venerología (AEDV) cuenta con un equipo de trabajo centrado en esta dimensión de la salud de la piel, el Grupo Español de Dermatología Psiquiátrica (GEDEPSI), que coordina Joan Escalas Taberner.

Durante el encuentro científico, Escalas ha explicado que, hasta el momento, la mayoría de los estudios sobre ansiedad y depresión en poblaciones de pacientes de dermatología se centran en psoriasis. El motivo es que es una enfermedad que padecen muchas personas y por eso es más fácil conseguir reclutarlos para hacer estudios. La psoriasis afecta al 1-2% de la población, aunque hay países donde es mucho más frecuente. En Suecia, por ejemplo, la tiene el 9% de la población.

«Cuando empezaron a desarrollarse nuevos medicamentos biológicos para la psoriasis, también hubo ocasión de estudiar variables importantes para los pacientes, como la calidad de vida, la ansiedad y la depresión», ha recordado.

En esos trabajos se vio que el impacto de la psoriasis en la calidad de vida puede ser mayor que el de otras enfermedades a las que tenemos más miedo, como el infarto de miocardio o el cáncer. El impacto de la psoriasis, cuando es grave, puede ser incluso mayor que el de la depresión por sí sola.

«Hablamos de psoriasis grave, que puede afectar a la mayor parte del cuerpo, generar un dolor considerable y afectar a la vida laboral, social y afectiva», aclara Escalas, que ejerce en el Hospital Son Espases y es profesor de la Universidad de Palma de Mallorca.

Retomando esa contradicción cultural sobre las dolencias de la piel, Escalas aclara, en primer lugar, que hay formas graves de enfermedades de la piel que obligan al ingreso hospitalario y pueden suponer un riesgo para la vida de la persona (eritrodermia). Lo de “estás mal pero no te vas a morir” no encaja en este esquema.

Una enfermedad de la piel es la que más se ve, los propios pacientes evitan exponerse por el rechazo que muchas veces sufren en lugares públicos. «Son enfermedades que se banalizan pero son las que más estigmatizan», advierte. Por eso elogia las iniciativas de grupos de pacientes para dar a conocer estas condiciones y mejorar la vida de estas personas, como Acción Psoriasis.

Sí que hay tratamientos

Otro de los mitos sobre esta enfermedad es que no existe tratamiento adecuado para ella, algo que este experto aclara: «Los avances en terapias eficaces han sido enormes». De hecho, apunta que con la aplicación de los nuevos tratamientos se han visto mejorías proporcionales en la calidad de vida y en la salud mental, de las que dan fe los estudios publicados al respecto. Anima a los pacientes a acudir al dermatólogo y a no tener miedo, porque las opciones terapéuticas son cada vez más.

La hidradenitis supurativa es una enfermedad que se caracteriza por la formación de pequeñas -y dolorosas- protuberancias bajo de la piel. Suelen aparecer en zonas donde hay rozamiento como axilas, ingles, glúteos y pecho. Se curan lentamente, reaparecen y pueden provocar túneles debajo de la piel y cicatrices.

Escalas explica que hay dos terapias biológicas en fase avanzada para el tratamiento de esta enfermedad, «que puede ser muy incapacitante, o causar un mal olor que tiene consecuencias serias en las relaciones sociales e incluso íntimas, algo que también se ha visto en la psoriasis».