Se dispara el consumo antidepresivos o ansiolíticos: ¿cuáles son los motivos?

La sobreutilización y los riesgos asociados con el uso prolongado de psicofármacos es constante en nuestro país

Los hipnosedantes, básicamente las benzodiacepinas, son la tercera sustancia adictiva más consumida (13 %) tras el alcohol un 76 %

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Guía de prescripción de psicofármacos ante su "alarmante" consumo.
Diego Buenosvinos
  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

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Cerca de un 40% de las personas de nuestro país tiene posibilidades de padecer problemas mentales como la ansiedad que se ha disparado un 100% en los últimos cinco años. Si atendemos cada patología dentro de este campo sanitario, las cifras evidencian prevalencias que se han disparado de manera alarmante, así como también el consumo de fármacos. Por ello, se tiene previsto elaborar una guía sanitaria de prescripción de psicofármacos, para reducir su consumo debido a que las recetas de este tipo de medicamentos, están alcanzando proporciones alarmantes, sobre todo en los más jóvenes, se acoten a la más estricta necesidad.

El abuso de estas prescripciones nos ha llevado a un punto en el que se prescriben suficientes antidepresivos y ansiolíticos para tratar al 20 % de la población mayor de 40 años durante un año, se refieren a ello desde Sanidad, por lo que la pretensión actual pasa por «establecer pautas claras para reducir o eliminar gradualmente la medicación psicotrópica cuando ya no sea necesaria».

Y es que, la dificultad de «discontinuar ciertos psicofármacos» debido a los efectos de abstinencia que pueden generar, así como la necesidad de una supervisión y un acompañamiento durante este proceso», es necesario para abordar este problema actual.

La sobreutilización y los riesgos asociados con el uso prolongado de psicofármacos, es constante en nuestro país y la meta pasa por mejorar la seguridad, la calidad de vida y la autonomía de los pacientes, promoviendo prácticas centradas en el bienestar de las personas.

Por ejemplo, el consumo de fármacos como antidepresivos o ansiolíticos constituye un problema de salud global que está alcanzando proporciones alarmantes.  Los hipnosedantes, básicamente las benzodiacepinas, son la tercera sustancia adictiva más consumida (13 %) tras el alcohol (76 % en personas de 15 a 64 años y también en adolescentes, pese a estar prohibida su venta en todas las comunidades) y el tabaco (39 %).

Por detrás, los opioides para el dolor (7 %) y las drogas ilícitas, encabezadas por el cannabis (10 % alguna vez el último año) seguida, pero muy de lejos, por la cocaína (2,4 % el último año) o el éxtasis y las anfetaminas, por debajo del 0,3 %.

Las benzodiacepinas han superado a la heroína como causa de muerte por sobredosis, que han disminuido mucho gracias a los programas de tratamiento.

Sin embargo, este problema no afecta a todo el mundo por igual, y también el consumo de psicofármacos depende del código postal: en las personas de rentas bajas, en las que la precariedad y los eventos adversos se acumulan, la prevalencia de la toma de antidepresivos es ocho veces superior que en las clases altas. El diagnóstico de depresión es el mismo, pero las causas y las soluciones dependen del código postal.

Desde Sanidad se recuerda que se debe proceder a un enfoque que se dirija hacia una prescripción de tipo social que será especialmente relevante en el caso de los jóvenes y adolescentes, quienes están experimentando un aumento significativo en la prescripción de psicofármacos y perciben su consumo con una naturalidad creciente.

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