El deporte y la cerveza guardan una estrecha relación
El ejercicio físico y la vida sana están muy ligados entre sí. Sin embargo, de vez en cuando suele colarse el alcohol como invitado de excepción. Seguro que después de un entrenamiento has tomado un par de cañas con tus compañeros de gimnasio o incluso en tu casa presenciando un partido de fútbol. Dos investigaciones que acaba de recoger The New York Times desvelan que el deporte y el alcohol suelen ir de la mano, lo que echa por tierra la buena imagen de la gente que practica una actividad física.
Dos universidades prestigiosas como Houston y Pensilvania explican que hay una relación entre el ejercicio en un día determinado y el posterior consumo de alcohol, sobre todo cuando la cantidad de actividad resulta mayor a lo normal.
Hasta la fecha habían realizado distintos estudios sobre la influencia del deporte en la cantidad, el cómo y cuánto bebía las personas. Pero todos estos trabajos contaban con bastantes limitaciones porque no se valoraban los géneros y edades de los voluntarios. Científicos de la Universidad Estatal de Pensilvania, para conseguir unas mayores conclusiones sobre el consumo de bebidas alcohólicas y la sudoración, se centraron sobre un grupo de 150 personas con edades entre los 18 y 75 años. Se les reclamó que rellenasen un cuestionario sobre su estilo de vida en el laboratorios y en una aplicación tenían que anotar los líquidos consumidos durante la jornada y la cantidad de tiempo que dedicaban al ejercicio.
Con toda la información obtenida se remitían los datos a los científicos. El periodo de estudio se extendió durante tres semanas. A lo largo de un año, en cada una de las estaciones, se realizaban análisis.
La conclusión a la que se llegó es que la gente bebía más alcohol de lo habitual en aquellos días en los que también hacían más ejercicio de lo común. Esto ocurría a lo largo de todo el año, al margen de la estación, y de la edad o sexo de la persona. Sin embargo, hay que decir a favor de los deportistas, que el alcohol tampoco supone un problema grave en sus vidas, ya que tampoco solían excederse.
Frontiers in Psychiatry publicó una revisión de este trabajo que se experimentó con ratones, en donde apreciaban una cierta vinculación entre la actividad deportiva y la bebida, ya que las dos conseguían estimular el cerebro de manera parecida. Después de correr, los roedores consumían más etanol que si hiciesen cualquier otra actividad. Algunos expertos aprecian la posibilidad de que muchos deportistas se refugien en una caña de cerveza o un cóctel para conseguir una mayor sensación de energía.
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