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Cuidar el corazón desde la infancia: el primer paso para prevenir enfermedades en la edad adulta

Las enfermedades del corazón siguen siendo la principal causa de muerte en el mundo, pero los expertos coinciden en que su origen puede encontrarse mucho antes de la edad adulta. Los procesos que conducen a la aterosclerosis –el endurecimiento y daño progresivo de las arterias– comienzan en etapas tempranas de la vida, incluido en los primeros años. 

Hasta hace poco, la prevención cardiovascular se centraba casi exclusivamente en los adultos. Sin embargo, la evidencia científica actual demuestra que los hábitos adquiridos en la infancia –como la alimentación, el ejercicio o la exposición al tabaco– influyen directamente en la salud de las arterias y en el riesgo de padecer enfermedades coronarias en el futuro.

En este contexto, el doctor Federico Gutiérrez-Larraya, jefe del Servicio de Cardiología Pediátrica del Hospital Ruber Internacional, subraya la importancia de detectar los factores de riesgo desde edades tempranas. “Los riesgos cardiovasculares comienzan mucho antes de que aparezcan los primeros síntomas, en etapas muy tempranas de la vida”, señala el especialista. 

Un proceso silencioso que se inicia pronto

La aterosclerosis es una enfermedad inflamatoria que puede iniciarse en la infancia. Aunque no provoca molestias en sus primeras fases, con el tiempo puede derivar en complicaciones graves como infartos o accidentes cerebrovasculares. 

El Dr. Gutiérrez-Larraya explica que esta patología tiene raíces genéticas y ambientales, y que está profundamente influida por el estilo de vida desde la niñez. Entre los factores que aumentan el riesgo se encuentran la obesidad infantil, una dieta poco equilibrada, el sedentarismo o la exposición al humo del tabaco. 

Asimismo, hay otros condicionantes menos visibles, como las enfermedades inflamatorias crónicas –por ejemplo, el lupus o la enfermedad de Kawasaki– o las secuelas cardiovasculares que pueden presentar algunos niños tras superar tratamientos oncológicos intensivos, como la quimioterapia o la radioterapia. 

Detectar y actuar a tiempo

Identificar el riesgo cardiovascular en la infancia requiere herramientas específicas y un seguimiento adaptado a cada edad. En este sentido, el Hospital Ruber Internacional dispone de pruebas avanzadas que permiten detectar alteraciones metabólicas o estructurales antes de que aparezcan síntomas clínicos: analíticas de laboratorio, ecocardiografías y ultrasonidos arteriales capaces de medir el grosor y la elasticidad de las arterias. 

El especialista insiste en que la prevención es el pilar fundamental para reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular, y que debe comenzar en los primeros años de vida. Fomentar la actividad física, mantener una alimentación equilibrada y asegurar un descanso adecuado son medidas sencillas pero esenciales para preservar la salud del corazón. 

Educar para prevenir

El Dr. Gutiérrez-Larraya también pone el foco en la educación sanitaria como herramientas para construir hábitos duraderos. A su juicio, la colaboración entre familias, colegios y profesionales de la salud es clave para proteger la salud cardiovascular de las nuevas generaciones. 

“El objetivo no es sólo prevenir, sino también educar a los niños y adolescentes sobre la importancia de cuidar su salud cardiovascular desde la infancia. Esto debe implicar a toda la sociedad”, concluye el especialista del Hospital Ruber Internacional.