Cuándo aplicar frío o calor en una lesión
Las lesiones aparecen siempre en el momento menos inoportuno en la carrera de un deportista. En lugar de lamentarse por ello hay que comenzar con el tratamiento de recuperación lo antes posible. Y es ahí cuando empiezan a surgir dudas, ya que no se tiene muy claro cuándo aplicar frío o calor en una lesión.
Con la aplicación de frio se permite disminuir la inflamación y rebajar la extensión de la hemorragia hacia el interior de los tejidos cuando existe un problema físico. Lo ideal es que nada más producirse la lesión se ponga hielo tanto para bajar la inflamación como para aliviar el dolor. Es muy importante el tratamiento en estas primeras 24-48 horas, sobre todo en el caso de esguines, golpes, contracturas y contusiones, es decir cualquier molestia aguda que afecte a tendones, huesos, músculos y ligamentos.
Pero el frío no solo está pensado para los episodios de lesiones, ya que también se le puede sacar mucho partido una vez que se acaba de practicar ejercicio. Realiza las funciones de antiinflamatorio natural impidiendo que aquellas partes del cuerpo más castigadas por el esfuerzo se acaben inflamando más de la cuenta. El frío nunca se debe aplicar de manera directa sobre la piel. En lugar del hielo se están utilizando mucho unas compresas, que son válidas tanto para aplicar con frío como con calor. En el caso de la primera opción sólo hay que meterlas en el congelador y poner un paño entre la piel y la compresa. Si nos excedemos con el tiempo se corre el riesgo de quemar la piel.
La otra opción recomendable pasa por darse un baño de agua fría o sumergir las piernas en agua fría durante diez minutos.
Respecto al calor, cuando lo aplicamos sobre una parte del cuerpo se suele incrementar el flujo sanguíneo, aumentando la flexibilidad de los tejidos y consiguiendo la aceleración del metabolismo. De esta forma se obtendrá un efecto relajante que agradecerán tanto los músculos como las articulaciones.
Lo adecuado es aplicar en la parte lesionada una vez que hayan pasado 48 horas desde que se haya producido la lesión, aunque también se suele recurrir a este efecto cuando somos víctimas de alguna dolencia crónica como los dolores reumáticos, cervicales, artritis o artrosis.
Resultará mucho más útil la utilización del calor cuando haya dolores de reuma, contracturas o rigidez muscular. Eso sí, habrá que esperar un par de días antes de aplicarlo. Durante esas primeas 48 horas lo más normal es que se ponga frío.
Hay que poner mucha atención para no acabar con quemaduras. Resulta muy fácil si nos despistamos. En el caso de utilizar una compresa de frío-calor, procura envolverla sobre un paño para que no esté en contacto con la piel y con diez minutos sería más que suficiente. Podrás ponerlo más adelante, pero es preciso que también le demos un descanso a la zona dañada para que se recupere.
Con estos consejos seguro que ya sabes cómo tratar de una manera natural ciertas lesiones y dolencias físicas.
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