Cuáles son los ritmos más adecuados para correr en grupo
Cada corredor tiene unos ritmos y debería respetarlos. Puede que en ocasiones estos se vean alterados cuando entrena dentro de un grupo de runners que tienen un nivel o estado de forma diferente. Por eso, a veces más importante que el reloj o la distancia que cubrimos resulta importante escuchar a nuestro cuerpo y saber cuándo se va demasiado lento o muy rápido. En este artículo te enseñamos cuáles son los ritmos más adecuados para correr en grupo.
Peligros de correr acompañado
Es mucho más normal de lo que pensamos que los corredores no controlen bien los ritmos de carrera. Aquellos que lo hacen acompañado por un grupo de compañeros a veces fuerzan más de la cuenta por mantenerse con el resto de corredores y se distraen con una charla, pero cuando se dan cuenta ya no pueden dar más de sí y tienen que pararse o rebajar el ritmo.
Lo adecuado sería tomar parte en un grupo en donde las capacidades y objetivos de los corredores fuese muy parecido, aunque no siempre se puede conseguir a gente que vaya a nuestro ritmo. Por lo general habrá gente con experiencias, metas y ritmos de carrera que no tengan nada que ver con nosotros. Esto puede resultar muy positivo o muy perjudicial. Hay varios ritmos de conjuntos. Encontrarás uno en el que puedas ir tranquilo, sin forzar demasiado el paso y en donde el corredor más lento se ocupará de marcar la velocidad y el resto se adaptará a él. Siempre viene bien correr despacio de vez en cuando para recuperarnos de los esfuerzos, pero tampoco es conveniente hacerlo con mucha regularidad para no perder la forma. Será ideal como entrenamiento de recuperación, pero no es recomendable en una sesión de velocidad. Lo adecuado en este caso sería realizar el calentamiento con el resto del grupo a modo de trote y luego ejercitarnos por nuestra cuenta si fuese preciso.
En el caso de que el grupo tenga un cierto nivel y haya mucha competitividad entre los corredores prepárate para sudar la gota gorda. El ritmo de entrenamiento lo acabará imponiendo el más rápido o el que se encuentre con más fuerzas, forzando a los demás. Esto en muchas ocasiones puede provocar que nos quedemos descolgados o que nos cansemos antes de tiempo. Hay que valorar si realmente nos merece la pena, aunque sí que puede ayudarnos para mejorar y ganar en resistencia. Es una manera de poner a prueba nuestro cuerpo.
Cuando corramos en grupo se recomienda evitar acabar la sesión con un sprint a alta velocidad para comprobar quien llega antes. En los últimos diez minutos del entrenamiento hay que rebajar el ritmo para que el cuerpo vaya adaptándose a la detención. No merece la pena que pongas a prueba al final a los compañeros que corren contigo.
En ocasiones nos vendrá bien entrenar en solitario, pero también hacerlo acompañado. Lo adecuado sería encontrar a un grupo de personas que tuviesen unas condiciones físicas muy parecidas a las nuestras para no forzar en exceso.
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