Cómo elaborar salsas ligeras y deliciosas
La clave de muchas recetas se encuentra en una buena salsa, pero por lo general se piensa en aderezos poco saludables para acompañar a estos platos. Sólo se requiere de un poco de imaginación. Hoy nos proponemos cómo elaborar salsas ligeras y deliciosas para aportarle un toque distinto a los pescados, pastas, carnes o ensaladas. Y para ello el secreto se encuentra en emplear unos ingredientes sanos y sabrosos en donde se reduzca al máximo la utilización de aceite, grasas y nata.
Es necesario alimentarse de una manera saludable, en donde las grasas ocupen un lugar secundario. Esto no significa que haya que suprimir por completo los aderezos y salsas de la dieta. En ocasiones se convierten en la ‘guinda del pastel’ para convertir a cualquier plato en más apetecible. Si se consiguen realizar bien pueden aportarnos un extra de vitaminas y sabor sin que sea preciso excedernos con las calorías ni caer en la monotonía.
Al hablar de salsas la primera imagen que se nos viene a la cabeza es la mayonesa cremosa o la salsa carbonara con la pasta, pero hay otras opciones muy válidas.
En primer lugar hay que decir que siempre serán más sanas las caseras que las compradas en el supermercado. Puede que la salsa de miel y mostaza o la agridulce que nos encontramos en las tiendas son una buena opción para aquellas jornadas en las que apenas dispongamos de tiempo para cocinar. No es conveniente abusar de ellas porque tienen un alto contenido en sodio y grasa, además de conservantes y colorantes que podrán perjudicar a la salud de manera importante si se consumen con demasiada frecuencia. Por lo tanto, siempre que se pueda, mejor una salsa hecha en casa por nosotros.
Hay que controlar el uso del aceite de oliva. Aunque forme parte de la dieta mediterránea por sus distintos beneficios, también puede disparar el número de calorías si nos excedemos con él a la hora de preparar las salsas. En lugar de utilizar la botella o los clásicos aceiteros se aconseja el uso de pulverizadores. La otra clave para no pasarse con el aceite es preparar los aderezos en otro cuento y no sobre la ensalada o el plato.
Una alternativa muy saludable pasa por emplear productos lácteos. Para hacer una salsa de yogur, nata o quesos, siempre hay que decantarse por los productos desnatados, ya que de esta manera se reduce de manera considerable el porcentaje calórico de la salsa. En el supermercado encontrarás una gran variedad de yogures bajos en grasas. En cuanto a la nata, siempre será mejor que la sustituyas por leche evaporada, mientras que el queso fresco bajo en grasa o el queso batido también se convierten en una estupenda opción.
Para darle más sabor a estas salsas no dudes en incorporarle especias y hierbas. También le proporcionarán un aroma que convertirá los platos en más apetecibles. Todo ello sin que se incrementen las calorías. No dudes en probar distintas combinaciones hasta encontrar la que más te guste. Disfrutarás de la comida de una manera distinta.
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