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Por qué nos cuesta tanto comer sano el lunes

Sábado y domingo es sinónimo de excesos. Comemos y bebemos más de la cuenta y parece que sólo nos damos cuenta de ello cuando acaba el fin de semana. El lunes intentamos recuperar la normalidad desde primera hora del día, pero cuando nos plantamos ante el tazón de cereales y la fruta, lo único que nos apetece son unas tostadas con mermelada, un cruasán de chocolate o cualquier propuesta calórica. En este artículo te explicamos por qué nos cuesta tanto comer sano el lunes.

Según recoge la European Journal of Clinical Nutrition, el fin de semana son los días escogidos para consumir más carne, los viernes y sábados más alcohol e hidratos de carbono y el sábado y domingo se multiplican la ingesta de calorías. El lunes, por su parte, es cuando más frutas y verduras se toman.

El primer día de la semana supone un cambio radical en nuestros hábitos nutricionales. Del todo a nada. Los platos ricos en calorías dejan paso a las ensaladas y vegetales. Los expertos aseguran que retomar los buenos hábitos el lunes puede llegar a ser peligroso, ya que conduce a unos hábitos inadecuados. Lo importante pasa por mantener una regularidad y una constancia a la hora de alimentarse. De poco sirve cuidarse por semana si luego el fin de semana nos excedemos con las grasas y dulces.

El fin de semana invita a excederse con el alcohol y la comida rápida o fuera de casa. Te levantarás el lunes con sensación de hinchazón y responsable por ello. Además de acudir a tu puesto de trabajo, también te sentirás mal por esto. A ello se le añade, que la mente acabará asociando el sábado y el domingo a comida rica y deliciosa, mientras que el resto de días serán los de la restricción. Con ese pensamiento resultará complicado disfrutar el lunes con la alimentación.

Los jóvenes adultos consumen la mayoría del alcohol de la semana entre el sábado y el domingo. Incluso si te vas a dormir antes de tiempo por culpa de la bebida, posiblemente no descanses correctamente, según una investigación de la Universidad de Melbourne. Además, al modificar las rutinas de descanso y acostarse a otras horas distintas y levantarse más tarde, al cuerpo le costará más adaptarse al lunes.

Una investigación que publicó Diabetología aseguraba que un par de noches sin dormir correctamente pueden conseguir disminuir la sensibilidad y los niveles de crecimiento de la hormona de la insulina en el cuerpo. Esto supone que habrá un incremento en el riesgo de la acumulación de grasa.

De alguna manera habría que acabar con esos premios que nos damos los fines de semana en forma de comida basura, ya que en realidad cualquier día podemos comer cosas ricas y suculentas. En el caso de que puedas alejarte de las hamburguesas, pizzas y pasteles el fin de semana, durante el resto de días te saldrá casi de manera automática lo de comer saludable. O al menos no te costará tanto. Es importante llevar una alimentación lo más saludable posible a base de frutas, verduras, legumbres y grasas sanas.