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Cómo afecta a mis oídos escuchar música

Recurrimos a la música en muchas ocasiones a lo largo del día. En el coche de camino al trabajo, mientras practicamos ejercicio, estudiamos o simplemente cuando buscamos relajarnos. Los auriculares se han convertido en un aliado en más en nuestra vida diaria. ¿Pero cómo afecta a mis oídos escuchar música?

Escuchamos perfectamente las letras de nuestro cantante preferido, pero en ocasiones no nos conformamos con eso y subimos el volumen para conseguir una mayor concentración o motivación en la actividad que estemos realizando. En algunas ocasiones también puede suceder que elevemos el volumen porque nuestras capacidades auditivas se encuentran mermadas por un mal cuidado de los oídos.

Especialistas auguran un importante crecimiento de casos de sordera prematura ante el constante empleo de los auriculares tanto para escuchar música como series o películas. Se aprecia como desde una bien temprana los niños comienzan a utilizar estos aparatos en los oídos, que incluso llegan a ser adaptables a la forma de la oreja. Explican que los que había con anterioridad eran de espuma, pero los de ahora permiten que el sonido penetre en el oído de una forma más directa, con un mayor riesgo de provocar una lesión.

En un periodo de cinco años se pueden llegar a crear dolencias irreversibles, como recogió una investigación de la Universidad de Boston, que abordó sobre todo el caso de los jóvenes que utilizaban los auriculares por la calle. Otros estudios también invitan a la reflexión, ya que encuentran lesiones, algunas de carácter grave, en casi la mitad de los jóvenes desde los 18 hasta los 30 años.

Pero más allá de los auriculares, los oídos también sufren mucho daño con los conciertos. Después de una actuación musical resulta habitual sufrir un pequeño pitido o una sordera temporal. Se llegan a alcanzar los 150 decibelios, aunque el daño no será el mismo para el que se ubique en la primera fila que el que lo haga al final. El estilo musical también influye en esto.

Lo más normal es que esos pitidos que aparecen después de una actuación desaparezcan, pero también hay evidencias que demuestran la posibilidad de que se mantengan para siempre. El envejecimiento prematuro del oído solía ocurrir a partir de los 60 años, pero empiezan a notar como con el uso de distintos dispositivos esto puede adelantarse a los 40 años.

Desde la Organización Mundial de la Salud recomiendan no escuchar música por encima de los 65 decibelios, aunque esto resulta bastante complicado sobre todo si vamos por la calle, en donde el ruido del tráfico y obras nos obligan a subir el volumen casi hasta los 85 decibelios.