Yo siempre voto al PSOE

PSOE

El argumento es este: “Yo siempre voto al Partido Socialista. Porque esto es lo que era mi familia, mi madre, mi abuelo y todos. Y siempre voto al PSOE”. Podríamos hacer el ejercicio de sustituir al PSOE por un restaurante y diríamos: “Yo siempre como en el Restaurante El Falcon Feliz. Porque ahí siempre ha comido mi familia, mi madre, mi abuelo y todos. Y siempre como allí”. En tiempos de mi abuelo El Falcon Feliz era una tasca donde se comía lo que doña Robustiana, la dueña, había hecho ese día para su familia y clientela, todos comían lo mismo y a mi abuelo le encantaba. Luego doña Robustiana se jubiló y el restaurante se lo quedó su nieta María Eugenia, que lo convirtió en una casa de comidas con menú del día y raciones. La nieta no tenía la misma mano en la cocina que su abuela, pero mi madre seguía comiendo sólo allí, porque es lo que había hecho mi abuelo.

Después el barrio se llenó de restaurantes chinos y María Eugenia, que se había quedado soltera y no tenía hijos, se lo vendió al señor Chan al que le hizo gracia el nombre de El Falcon Feliz y lo mantuvo, pero lo convirtió en el típico restaurante chino con arroz tres delicias, rollitos de primavera, pollo con almendras y muchísima salsa de soja. Así que yo, que siempre me ha dado un asco que te mueres la comida china, no tuve más remedio que hacer de tripas corazón, renunciar a mi tortilla de patatas con cebolla y a mi salmorejo y seguir comiendo en el restaurante del señor Chan, que por cierto es más guarro que la manca y ha convertido mi amado restaurante en un antro de mala muerte en el que da asco entrar. Pero yo, igual que mi abuelo y que mi madre siempre como en el Restaurante El Falcon Feliz, que una tiene que saber respetar sus orígenes y hay que tener conciencia de clase.

No sé si a vosotros os habrá parecido gracioso o ridículo, pero es un auténtico drama que existan personas así y que sean tantísimas. La frase inicial de este artículo es literal. Lo ha dicho la actriz Loles León en una entrevista publicada el lunes en el digital The Objective. Loles representa perfectamente lo que en España hemos venido en llamar «el mundo de la cultura» y que básicamente está formado por personajes sin ninguna formación que se dedican al espectáculo y que fundamentalmente viven de las subvenciones que les han dado tanto el PSOE como el PP cuando han gobernado, pero que inevitablemente siempre, en todas las elecciones, hacen campaña a favor de la izquierda, como ahora hace Loles.

El PSOE del abuelo de Loles era el partido de Largo Caballero, el que en 1933 creó los «batallones de chíbiris» entre las Juventudes Socialistas, grupos paramilitares que recibían instrucción de combate impartida por oficiales del ejército. El mismo que dio el golpe de Estado de octubre de 1934 contra la II República. El que, en enero de 1936, antes de las elecciones que robó el Frente Popular, dijo frases como «el comunismo es la evolución natural del socialismo, su última y definitiva etapa… Si ganan las derechas, tendremos que ir a la guerra civil». Y el que en la guerra robó todo el oro del Banco de España. Un partido comunista revolucionario clásico con la particularidad de que, en España el PSOE defendía el derecho de autodeterminación hasta que, en 1974 en el Congreso de Suresnes, Felipe González convirtió al PSOE en una socialdemocracia europeísta contrario al proceso soberanista, lo que también le pareció bien a la madre de Loles que, a pesar del GAL, de Filesa y de las decenas de casos de corrupción, siguió votando al PSOE del abuelo de Loles.

Y luego vinieron Zapatero y Sánchez. El primero se rindió ante ETA legalizando su brazo político y el segundo los hizo sus socios. Y pese a que dejaron nuestra economía completamente arruinada dos veces y de los infinitos casos de corrupción como los ERE de Andalucía, Loles les sigue votando “porque esto es lo que era mi familia, mi madre, mi abuelo y todos”. No importa lo que hagan, da igual lo que roben, es indiferente que nos arruinen y nos traicionen; el PSOE siempre va a tener una base de votantes fieles de generación en generación. Un voto cautivo que convierte en siervos a los ciudadanos y en tiranos a los políticos. “Yo siempre voto al PSOE como mi madre y mi abuelo”, dicen cientos de miles de españoles que ignoran que eso es lo contrario a la democracia.

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