Opinión

Weber avisa al ‘conducator’

  • Graciano Palomo
  • Periodista y escritor con más de 40 años de experiencia. Especializado en la Transición y el centro derecha español. Fui jefe de Información Política en la agencia EFE. Escribo sobre política nacional

Es muy posible que éste haya sido el mayor error de la vida política de Pedro Sánchez, pese a estar jalonada de despropósitos históricos. Por dónde se produjo y por intentar colocar al presidente de la mayor organización política de Europa en los bajos fondos de la extrema derecha. En efecto. Cuando el pasado miércoles Pedro Sánchez presumió ante el pleno del Europarlamento de su victoria electoral en España, el jefe del Partido Popular Europeo (PPE), el bávaro de la Unión Social Cristiana que fundara Frank Josep Strauss, el siempre templado Manfred Weber, un teutón que conoce y ama España, se dijo hasta aquí llegó el agua. Nunca se había visto en el Europarlamento al líder de la facción más numerosa en el mismo y en el Consejo Europeo tan indignado y molesto.

«La intervención de Sánchez -significó posteriormente el alemán- le imposibilita en un futuro para desempeñar cualquier cargo dentro de la Unión (…) Sencillamente, porque a ste hombre le interesa más desunir que unir, lo que hace en España».

Durante la intervención de Sánchez, el líder del PPE tuvo cabal conocimiento y certeza de algo de lo que le habían informado sus conmilitones españoles acerca del primer ministro español: es un arribista extremista que no atiende a los principios básicos de la democracia liberal y sólo le interesa expandir su ego, utilizando cualquier cargo institucional y cualquier pretexto.

La impresión en Bruselas -no hay que olvidar que la presidenta de la Comisión, Von der Leyer, también pertenece a la familia política pese a su buena relación personal con el mandatario español- es que el primer ministro hispano se ha equivocado grandemente. Weber, envalentonado aún más con la reciente vuelta al poder de uno de sus amigos políticos en Polonia, el centrista de derechas, Donald Tusk, ha sufrido en carnes propias (vinculándole subliminalmente con el nazismo) el extremismo de Sánchez que, además, despreció la mano tendida del jefe del PPE para trabajar juntos socialdemócratas y centristas de derechas.

¡Menuda despedida de su presidencia europea rotatoria! Quiso y consiguió llevar ante toda Europa su concepto exclusivo de la política: enfrentamiento, división, poder personal y egolatría sin límites.
¿Hasta cuándo?