Unidos Perdemos. España no quiere comunismo
El pasado domingo 26J han ganado la abstención -que subió en más de un millón de no votantes-, el PP -que ganó 14 escaños subiendo en casi 700.000 votantes- y sobre todo España -que vio alejarse la posibilidad de un gobierno neocomunista y chavista-. Todos los demás perdieron, sobre todo los nuevos. Unidos Podemos perdió más de un millón de votos y Ciudadanos perdió ocho diputados y casi 400.000 votos. El PSOE vende como un éxito el peor resultado de su historia, porque consigue mantenerse segundo perdiendo cinco escaños y más de cien mil votos. Es la segunda vez consecutiva que Pedro Sánchez empeora los peores resultados de la historia del PSOE. Como dice el genial Santiago González “el joven Sánchez va a quitar al incomparable Artur Mas su condición de increíble hombre menguante”.
La verdad es que si Podemos se hubiera abstenido en la investidura de Pedro Sánchez ahora Rajoy no sería presidente en funciones y el único candidato con posibilidades, pero a Pablo Iglesias le pudo la ambición personal y le fallaron las previsiones. Al PP le funcionó la estrategia del miedo, porque ese miedo al comunismo existía realmente –y con sobrados motivos- y porque sus adversarios se confundieron de estrategia. Podemos no previó que uno de cada tres de sus votantes provenían del PSOE y no aceptarían su unión con el Partido Comunista. Por su parte Ciudadanos no estimó que dos de cada cinco de sus votantes venían de votar al PP y muchos no consentirían que intentara hacer presidente a Sánchez.
Aún así la cosa no está nada clara, ya que con estos resultados sólo PP más PSOE sumarían mayoría absoluta y cualquier otra combinación requerirá de la complicidad de más de tres partidos, a favor o mediante su abstención. Ciudadanos puede decidir entrar en el Gobierno o quedarse en la oposición, pero deben asumir que no son imprescindibles y dejarse de exigencias infantiles. Si el PSOE se abstiene, Rajoy será presidente aún con todos los demás, incluido Rivera, en contra. Y si el PSOE sigue votando en contra, nos iremos a unas terceras elecciones voten lo que voten Rivera y sus chicos; porque cualquier otra combinación resultaría, en la práctica, ingobernable. Así que su apoyo vale lo que vale. Pura estética. Ciudadanos tiene un hueco en el centro derecha liberal, pero en España no cabe otro partido socialista más. Ese es el hueco que puede ocupar Rivera, pero parece que no es el que más le gusta a él.
Por su parte, el PSOE es ya hoy un partido bisagra que debe decidir si continúa haciendo oposición a los comunistas que pretenden hacerles desaparecer o se entrega sin luchar como hizo tras las pasadas elecciones municipales y autonómicas. Acaba de comprobar que se puede enfrentar con éxito al populismo. Le tiene que hablar claro a los votantes de centro izquierda. Porque somos muchos los que llevamos tiempo tratando de poner al descubierto los engaños del populismo neocomunista y chavista, pero a nosotros no nos escuchan como les escucharán a ellos. Deben decidir ahora si quiere asumir el desgaste que les provocaría ser los causantes de unas terceras elecciones, o se atreven a estar al menos un par de años, haciéndole oposición al PP y al populismo a la vez. Si saben hacerlo, el tiempo, los escándalos y los juzgados jugarán, seguro, a su favor.