Opinión

Trolas de Sánchez y abusos de Iglesias

Aquí ando, esperando la vacuna… como millones de españoles, tras haber sobrevivido un año bajo arresto domiciliario. Los indecentes que gobiernan nos toman por la Bernarda, prostituta muy solicitada y popular, pero al enfrentarse a las urnas, mendigan nuestro voto, a cambio de ofertas que jamás cumplirán, por irreales. Buen ejemplo de dicha estafa es el adicto al autobombo, Sánchez, que insiste en ocultar sus trolas de mercadillo, con fatua propaganda. La última necedad que dijo este trilero, “el principio del fin de la pandemia”, no se la cree nadie. Desde que juró que había acabado con el virus hará nueve meses, enterró su credibilidad. Aún esperamos la vacuna millones de españoles.

Recomiendo obviar al cantamañas Fernando Simón, experto oficial del coronavirus. Depositemos nuestras expectativas en los consejos de Margarita del Val y el doctor César Carballo. La inmunóloga del Consejo Superior de Investigaciones Científicas avisa de que “no se puede hacer experimentos combinando dosis de vacunas diferentes”, mientras el bobo surfista asegura que los cócteles valen la pena. El emergenciólogo del Ramón y Cajal también nos previene: “El virus no entiende de vacaciones, o lo vencemos o va seguir infectando, la cuarta ola (Simón la tilda de “olita”) no nos la va a quitar nadie”.  Conviene escuchar a quienes saben de qué hablan: Del Val, Carballo y Ruiz Escudero, consejero de Sanidad de Madrid, que se guía por lo que manifiestan estos sabios.

De trolas, a abusos. El sueño de los sicarios de Iglesias es la tiranía, sueñan con una dictadura que controle el pensamiento y prohíba las libertades. Esa turba de bukaneros, que él alienta, desde la sombra, porque nunca da la cara, como cobarde que es, apedreó a la Policía y a los políticos de Vox cuando estos se disponían a iniciar su primer mitin de campaña en Vallecas. Un tal Pirrakas, gorila del nuevo rico, con antecedentes violentos y supuesta pertenencia a grupo criminal, sabiendo que Marlaska miraba hacia otro lado, lideró un muy sucio ataque que quedará en la memoria de los pacíficos madrileños. Así se las gasta Iglesias, el indigente que llegó a millonario para cagarse en la democracia.

Ahora entiendo que Ángel Gabilondo insista en no pactar “con este Pablo Iglesias” y señale que “a Vallecas se va con propuestas” y no con adoquines. Un socialista sosegado y una hiena comunista jamás podrían entenderse.