Todos contra Soraya
Pablo Casado está cometiendo un error de novato que le puede costar las primarias. Ha confundido el electorado, no se ha enterado de que los que tienen que votar en la segunda vuelta son los compromisarios y en vez de dirigir sus mensajes a ellos los está dirigiendo a los votantes desencantados del PP, aquellos que ya se han cambiado a Vox o a Ciudadanos. Ha dejado a Soraya cómo única heredera de Rajoy y de su Gobierno y se ha situado él en la posición de los que critican desde fuera todo lo hecho por Rajoy, igual que hace Aznar. Ese es un mensaje que tiene buena acogida entre los críticos con el Gobierno de Rajoy que simpatizan con Ciudadanos o con VOX y por lo tanto es un discurso que hace muy popular a Casado. Pero que hable igual que Albert Rivera no agradará a muchos compromisarios.
Los que pueden hacer a Casado presidente del PP no son los votantes de VOX ni los de Ciudadanos. En la segunda vuelta votan los compromisarios, que suelen ser cargos locales y regionales del partido. Y dudo mucho que a los compromisarios les guste tanto que sea tan crítico con la gestión de Rajoy sin asumir su responsabilidad en la misma. Después de la segunda vuelta, Casado se ha arrogado directamente la representación de las cuatro candidaturas que quedaron descartadas en la primera, insistiendo una y otra vez en que los cinco están de acuerdo en el mismo modelo de partido, los mismos principios y los mismos valores de la derecha. Lo cual lo sitúa a él a la cabeza de un frente anti Soraya. Todos contra Soraya, o sea, todos contra Rajoy, lo que le hace recibir los apoyos hasta de Esperanza Aguirre y Aznar.
Soraya va a aprovechar el error de Pablo quedándose con la herencia de la que el otro reniega y tratando de hacer valer sus bazas ganadoras. En primer lugar, que es la vencedora de la primera vuelta y el PP lleva años instalado en el discurso de que hay que dejar que gobierne la lista más votada. Si las Primarias del PP se hubieran diseñado de forma que los mismos electores votasen dos veces este argumento perdería fuerza, pero no es así y eso facilita que ahora Soraya pueda decir que no resultaría muy creíble el respeto del PP por la lista más votada si ahora los compromisarios, o sea, el partido, rectificaran lo votado por los militantes. Y, en segundo lugar, su condición de mujer que puede convertirla en la primera presidenta del PP y la primera presidenta del gobierno de España, la que puede derrotar a Pedro Sánchez. Y la única que, de verdad, propone integrar a todos los demás, lo cual entre los compromisarios tiene mejor acogida que la batalla campal y el enfrentamiento planteados por Casado. Visto desde dentro, integración suena mejor que confrontación.
Casado va a perder y es una pena, porque con él será derrotada la idea de que el PP deje de ser un grupo de tecnócratas sin ideología y caerá también el proyecto que Bauzá y Manglano recogieron en su documento de ‘Regeneración Liberal’. Ideas que están muy bien, pero que no han encontrado un buen candidato que las enarbole porque, o mucho me equivoco, o Casado no va a ser la regeneración del PP. Yo votaría a Casado, claro. Y tú, seguramente. Pero ni tú ni yo somos compromisarios del PP. Si lo fuéramos, si hubiéramos formado parte del partido de Rajoy y lleváramos años defendiendo su gestión, igual ya Casado no nos gustaba tanto.
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