Opinión

La seguridad es patrimonio de todos

Los mejores cuerpos de seguridad del Estado son aquellos de los que no se habla, ya que la discreción es signo de diligencia y eficacia. Los encargados de garantizar la seguridad nacional no deben ser portada de periódicos e informativos a causa de las guerras internas entre los distintos bandos de la Policía y el CNI. El único protagonismo asumible es el de un trabajo pulcro e irreprochable. De hecho, y a pesar del lógico estupor que ha generado la destitución de un hombre de la experiencia de Enrique García Castaño, el Ministerio del Interior, a través del nuevo DAO Florentino Villabona, trata de reconducir la situación interna a base de renovar la cúpula policial con su propio equipo. Algo que se antoja necesario para que el trabajo de los agentes recupere credibilidad ante los jueces. La coordinación y el respeto entre los distintos cuerpos debe ser inexcusable. Es cierto que el CNI hace una labor encomiable a nivel internacional, de las mejores del mundo. No obstante, debería de centrarse en eso y dejar que la Policía se encargara de los temas nacionales.

En ese sentido, y para evitar que se enquisten las comprensibles rencillas del día a día, España debe poner los ojos en el modelo de otros países donde los temas de Interior los lleva un cuerpo y los de Exterior, los servicios de inteligencia. Reino Unido, por ejemplo, cuenta con el MI5 para la seguridad y el espionaje interno mientras el MI6 es la agencia de inteligencia exterior. Algo que también sucede, con otros nombres, en Alemania o Francia. La seguridad es un patrimonio de todos que debe aunar colaboraciones y no injerencias. Por lo tanto, en España, como en cualquier país de sólidas raíces democráticas, lo único que importa es el servicio a la nación y a sus ciudadanos. Sobre todo si tenemos en cuenta la compleja realidad a la que se enfrenta nuestro país en estos momentos.

A nivel interno, la corrupción es una lacra que coloniza el presente desde hace demasiado tiempo. Además, algunos rebrotes violentos trufados de independentismo como los acaecidos en Navarra, País Vasco o Cataluña exigen que las autoridades competentes estén muy atentas. A nivel de exteriores, el trabajo contra la amenaza global del yihadismo es ingente e inaplazable. Razones de sobra como para dejar a un lado las disputas internas, colaborar entre los distintos servicios y encontrar puntos de conexión con nuestros aliados internacionales. Será la única manera de ganarle la partida a los malos.