Opinión

Sánchez ata de pies y manos a la Policía frente a las bandas latinas

El uso generalizado de las armas blancas es una constante en las bandas latinas. Su peligrosidad va en aumento de forma paralela a su impunidad. Y es que ante los asesinatos de los últimos días en Madrid, la Delegada del Gobierno se ha jactado públicamente de haber intensificado la acción policial, pero los agentes son los primeros que han denunciado que la nueva Ley de Seguridad Ciudadana limita los cacheos generalizados a estas bandas en busca de machetes o navajas. Y es que, salvo que no medie urgencia por riesgo «grave e inminente», los cacheos quedan limitados. Y, además, tiene que ser realizado por «un agente del mismo sexo que la persona sobre la que se practique esta diligencia».

Naturalmente, la norma estaba prevista para, entre otras cosas, contentar al mundo proetarra y separatista: no pensaron en los machetes de las bandas, pero sí en los adoquines o bolas de acero y tirachinas de algunos de los jóvenes radicales a los que quieren captar entre sus votantes. Podemos, Bildu y ERC no tardaron en sumarse a la iniciativa. Y ahora, lo que ha ocurrido es que quien han salido ganando son las bandas latinas, beneficiadas por una ley que amplía su margen de maniobra para desatar la violencia.

La norma dificulta enormemente la labor de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Un ejemplo: «Fuera de dependencias policiales solo podrá practicarse diligencias de registro corporal, que exija dejar a la vista partes del cuerpo normalmente cubiertas por ropa, cuando exista una situación de urgencia» . Es decir, que aunque la Policía sospeche de que una persona puede ir armada con un machete, el registro sólo procede en caso de urgencia, cuando medie un peligro inminente para los policías, que, además,  deberán tener cuidado de que su actuación no sea denunciada por «discriminación por razón de nacimiento, nacionalidad, origen racial o étnico, sexo, religión o creencias, edad, discapacidad, orientación o identidad sexual, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social».

Además, la norma exige que las personas trasladadas a dependencias policiales a efectos de identificación sean devueltas al lugar en el que se inició la intervención. Y que se tenga que hacer todo el proceso de identificación en menos de dos horas. En definitiva, cachear a un sospechoso de portar machetes, cuchillos o navajas -algo propio de los integrantes de la bandas latinas- se convierte en un ejercicio de alto riesgo para la Policía. Y luego nos extrañamos de que aumente la violencia en las calles. Cómo no va aumentar, si los delincuentes tienen cada vez más ventajas.