Opinión

Salvad al Robinson europeo

No hace falta ser un euro-entusiasta ni creer en unos Estados Unidos de Europa para entender que no es hora para la contienda entre los lógicos intereses nacionales porque, a pesar de errores e insuficiencias, la cooperación entre los miembros de la UE frente al Coronavirus conviene a toda la ciudadanía europea. También es muy pertinente escrutar con rigor los datos y las comparaciones entre los distintos países. Ahora mismo, el balance en positivo en el caso de China es poco fiable. Es información que procede del Estado, de un régimen sin libertad de prensa y con un control máximo de la vía digital. No es improbable que el régimen chino –ese híbrido de totalitarismo y economía de mercado sin Estado de derecho- use de una información cortada a medida para dar empuje a su voluntad geoestratégica. Para quienes estamos respetando las instrucciones en cada país de Europa, las estadísticas chinas no tienen ningún valor en comparación con una prensa libre e independiente que fiscaliza la transparencia de nuestros gobiernos.

Confinados en casa como nuevos Robinsones encuadrando el rostro en Skype, Robinsones en pisos de setenta metros y con familia abundante, vamos siguiendo los sucesivos informes sobre una de las crisis más brutales desde la Segunda Guerra Mundial. Curiosamente Daniel Defoe escribió “Robinson Crusoe” sobre un caso real y también “Un diario del año de la peste”, en 1722, una suerte de gran reportaje sobre el Londres de la peste bubónica de unos años antes, según testimonios directos.

Una Europa en cooperación, ahora en parte por la geopolítica del miedo, también es la consecuencia del proceso integrador que, incluso recién impactado por el Brexit británico, tiene a mano instrumentos compartidos que acaban por ser muy útiles. Así la Comisión Europea ha propuesto suspender el pacto de estabilidad –las normas de restricción presupuestaria- para que una nueva fluidez económica, por razones de emergencia, salga al paso de los graves efectos económicos del Coronavirus. Aún con riesgos, la medida puede ser un acierto.

Ya liquidado el Coronavirus, el panorama económico podrá asemejarse al barco de Robinson a punto de hundirse. Hay pronósticos de todo tipo pero, con mayor o menor grado de pesimismo, coinciden en la inminencia de déficits presupuestarios muy acentuados y una fase crítica que puede durar unos dos años, con retracción del consumo, incremento de paro y políticas keynesianas que casi nunca se sabe cómo acaban. Pero también es cierto que aprendemos por el método de prueba y error. Eso puede llevarnos a un paradigma económico totalmente nuevo, con rasgos de destrucción creativa. ¿Des-occidentalización o una Unión Europea más fuerte y activa?===