Opinión

Un rebote de apariencia estacional

El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha publicado el avance de los datos de la contabilidad nacional trimestral correspondientes al IITR-2022. Este avance muestra que el PIB se acelera trimestralmente, pero no hay que perder de vista que recoge el tremendamente positivo efecto del turismo durante la Semana Santa, así como el inicio de la campaña turística de verano. De hecho, interanualmente podemos ver que crece lo mismo que el trimestre anterior. Siempre es buena noticia que la actividad económica crezca, porque ello es la base para generar empleo, pero al analizar los datos vemos que es un espejismo derivado de la estacionalidad antes señalada, especialmente, de la Semana Santa y el verano. De hecho, la economía sigue desacelerándose al comparar interanualmente.

Así, el PIB español registra una variación del 1,1% en el segundo trimestre de 2022 respecto al trimestre anterior, quedándose la variación interanual en el mismo registro que el trimestre previo, el 6,3%. En este contexto y pese al rebote estacional, la demanda nacional se ralentiza, ya que su contribución al crecimiento interanual del PIB es de 3,6 puntos, cuatro décimas inferior a la del primer trimestre, que muestra, una vez más, indicios de desaceleración.

En su impacto laboral, aunque el empleo de la economía, en términos de horas trabajadas, registra una variación intertrimestral del 0,4%, sigue siendo muy escaso al medirse por hora trabajada. Adicionalmente, se observa que en la nueva contratación prima el empleo a tiempo parcial, con lo que la calidad del empleo se resiente y cae al medirse por tiempo completo, cuya tasa es de menor magnitud y cae un 0,4%, lo que supone nueve décimas menos que en el primer trimestre, debido al aumento que se observa en la jornadas medias a tiempo completo, de un 0,8%.

Además, en términos interanuales, las horas trabajadas aumentan un 3,7%, pero también se ralentizan, ya que esta tasa es 3,8 puntos inferior a la del primer trimestre de 2022. Por su parte, los puestos equivalentes a tiempo completo crecen un 4,9%, cuatro décimas menos que en el primer trimestre. Por otra parte, la variación interanual del coste laboral unitario se sitúa este trimestre en el 1,5%, que puede mostrar ya alguna repercusión en los salarios del alza de precios, que sería muy peligroso por el riesgo de una espiral inflacionista precios-salarios.

Aunque se recupera el consumo de las familias, impulsado por la Semana Santa, donde hubo un fuerte crecimiento de lasa actividades recreativas en la composición del PIB, hay un dato muy preocupante: el retroceso de la inversión en maquinaria y bienes de equipo, que cae un 2,3% trimestral y que empeora 11,4 puntos el dato del primer trimestre de este año. Esto puede denotar empeoramiento importante de las expectativas, que retraen decisiones de inversión ante la previsión de que el consumo caiga. Esto podría estar anticipándonos un más que previsible otoño difícil. En definitiva, el PIB rebota, pero no con unos cimientos sólidos, sino por un impulso propio de la época del año, que puede provocar, con el empobrecimiento de la población y la merma en la competitividad de las empresas (un 10,8% de inflación y un 6,1% en la subyacente, según el indicador adelantado de julio), que la economía se desacelere con mucha fuerza a partir de la parte final del tercer trimestre de este año y durante buena parte de 2023.