Opinión

¿Qué pasaría si el diputado denunciado por agresión sexual en lugar del PSOE fuera de Vox?

Imaginemos que un diputado regional de la derecha -del PP o de Vox- hubiera sido agraciado con un total de cinco cargos después de saberse que había sido denunciado por un presunto delito de violación (agresión sexual), como ha pasado con el socialista Javier Guardiola. La izquierda y sus terminales mediáticas habrían entrado en cólera y acusado a la derecha de estar amparando y encubriendo a un presunto agresor sexual.

Pues bien: el PSOE tenía constancia desde el pasado junio que el diputado socialista en la Asamblea de Madrid Javier Guardiola había sido denunciado por agresión sexual y, sin embargo, el PSOE le dio posteriormente un total de cinco cargos: vicepresidente de la Comisión de Turismo y Deporte; vicepresidente tercero de la Diputación Permanente; portavoz adjunto de la Comisión de Medio Ambiente, Agricultura e Interior; vocal de la Comisión de Digitalización y vocal de la Comisión de Turismo y Deporte. Cinco cargos, que implican mayor sueldo, pese a conocer la existencia de una denuncia contra su persona.

El propio secretario general de los socialistas madrileños, Juan Lobato, ha reconocido -cuando el Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha ordenado a la juez Rosa María Freire del número 32 de Madrid investigar al parlamentario- que habló con el diputado autonómico del tema, pero que este le dijo que no había recibido «ninguna documentación».

Una militante socialista de 27 años interpuso una denuncia contra Javier Guardiola el pasado 21 de abril por unos hechos que habrían ocurrido el 4 de septiembre de 2021. ¿Cómo es posible que el PSOE, sabiendo lo ocurrido, no adoptara medidas preventivas y, más grave aún, premiara a su diputado? Volvemos al ejemplo del principio: ¿qué habría dicho la izquierda si el denunciado hubiera sido un diputado del PP o de Vox?

No hace falta ser un lince para imaginar que habría ardido Troya. Pero como la izquierda cabalga a lomos de la hipocresía, aquí no pasa nada. Por cierto, parece que el asunto no ha merecido la atención de las terminales mediáticas del socialismo. Ya saben: están con otras cosas.