Que aprendan de Cifuentes, la ‘rubia’ sin complejos
Cristina Cifuentes no se anda con medias tintas a la hora de ejercer la política. Cualidad que resalta en un panorama institucional donde los representantes públicos —también algunos de su propio partido— se suelen manifestar con el freno de mano echado. No es el caso de la presidenta de la Comunidad de Madrid, partidaria de ser contundente contra las irregularidades de compañeros y contrincantes. Ella abrió la veda contra las corruptelas del Canal de Isabel II —Ignacio González y compañía— y ella mantiene a raya el discurso hipócrita y falaz que enarbolan los podemitas tanto a nivel regional como en el resto de España. El último en acabar retratado ha sido Ramón Espinar. Por otra parte, un chollo para el PP. Uno de los dirigentes morados que más tienen que callar —piso y papá black incluidos— es justamente el que más habla. A base de hacer el ridículo cada vez que ataca al Partido Popular, parece un infiltrado con la misión de acabar con Podemos desde dentro. Cuesta creer que alguien pueda llegar a ser tan torpe sin hacerlo a propósito.
Cifuentes es consciente de ello y ha aprovechado para enmendarle la plana recordándole hechos objetivos —y respaldados por la Justicia— como los 272.000 dólares que el dictador Nicolás Maduro le pagó a Pablo Iglesias en una cuenta bancaria del paraíso fiscal de Granadinas. Espiblack había alardeado —el alarde y él están hechos del mismo material— de que la financiación de Podemos se puede encontrar en Internet y «la del PP hay que buscar en los sumarios». Al margen del nivel sintáctico y gramatical de la frase textual, habría que recordarle al senador de Podemos que su partido llevaba tres años sin poner al día el patrimonio de sus políticos, tal y como publicó este digital el pasado 30 de mayo.
Ante la fatuidad declarativa de Espiblack, la regidora autonómica respondió con los argumentos que fundamentaban la exclusiva que publicó OKDIARIO hace algo más de un año. Una información que el propio Iglesias trató de censurar en sede judicial pero que, dada su veracidad, le hizo perder el juicio… y cualquier atisbo de razón. Podemos fracasa una y otra vez en su estrategia de desgaste contra Cifuentes. Una ‘rubia’ sin complejos —como ella misma se calificó cuando se mantenía ojo avizor en reuniones con hombres— con demasiada estatura política para meros advenedizos de mitin y pancarta. No obstante, éste ha sido tan sólo el penúltimo capítulo. La moción de censura que preparan con Lorena Ruiz-Huerta al frente tiene la misma base y credibilidad que los argumentos de Ramón Espinar: ninguna.
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