Opinión

El ‘pajaporte’ Escrivá

Anda que no tiene tajo este ministro bluff si quisiera dedicar su tiempo a cosas serias (Función Pública, fallida Digitalización, de la IA ni hablamos). Como es incapaz de meterle el diente a esos dos miuras, prefiere hacer gracietas y divertirse con ocurrencias sonrojantes, especialmente para los contribuyentes que le pagan su coche oficial y sus mamandurrias.

El último chiste del ministro al que Mariano Rajoy sacó del ostracismo irrelevante ha sido lo del carnet para el consumo de porno. ¿No tiene otra cosa más urgente que hacer mientras la UE le castiga por no digitalizar las pymes? El talento para la chacota (descojono en román paladino) del pueblo español ha tenido ocasión de demostrarse, con motivo de la propuesta ministerial, hasta el punto de denominarla por corto y por derecho como pajaporte.

Mientras Escrivá muestra desgana e incapacidad para poner la vetusta Administración al día, se le nota en exceso que pasa olímpicamente de ese miura, se le ve exultante ante la ocurrencia del pasaporte porno. En sus tiempos libres trabaja denodadamente por hacerse con el sillón del saliente Hernández de Cos, cuyo legado al frente del Banco de España, es, hoy por hoy, insuperable.

Dentro del Partido Popular se presenta a Escrivá como una de las muchas personas con las que el anterior presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se equivocó al colocarle al frente de la AIReF. Lo mismo o algo parecido con lo ocurrido con Marlaska.

Tras presentar ufano a la opinión pública española su pajaporte, sus ansias (siguiendo la estela de su jefe político) de pasar a la historia, será un hecho. No por haber resuelto el problema de las pensiones, el agujero es cada vez mayor, ni por racionalizar las administraciones públicas, ni por digitalizar España. No. Por la cartilla donde los españoles pueden acceder al porno. Además, claro está, por sus broncas a voz en grito con las que suele agasajar a sus colaboradores.

Resumiendo, un inútil en estado puro adornado con pajaporte. Estoy pensando ahora mismo los gritos que le dará a su dircom cuando lea este pequeño post. ¡Vivir para ver!