Opinión

Un país agonizando

España ha desperdiciado una oportunidad histórica por culpa de un Gobierno central agonizando. Según la información publicada, una de las mayores empresas del mundo en el negocio de los semiconductores, Broadcom, acaba de anunciar que no invertirá $1,000,000,000 en investigación y desarrollo para construir una instalación de chips de última generación en España, lo que nos habría convertido en una de las principales potencias tecnológicas europeas y habría creado cientos de empleos altamente calificados.

Lo que el Gobierno central anunció como un gran avance industrial, ha desaparecido en el más absoluto silencio. ¿La razón? La incompetencia, la negligencia, el enfrentamiento con Trump y la falta de compromiso del Gobierno de Pedro Sánchez han contribuido a ello.

Esta fábrica era la puerta de entrada a una industria estratégica, los microchips. Se trata de un sector clave en la competitividad, seguridad y la soberanía tecnológica de España, pero el Gobierno central ha desperdiciado esa oportunidad.

Mientras Alemania, Italia o Polonia compiten por atraer esta clase de inversiones estratégicas, aquí las espantamos. ¿Por qué? Porque este Gobierno no ofrece ni seguridad jurídica, ni agilidad administrativa, ni estabilidad institucional y ni siquiera cumple con los compromisos que promete.

Todo esto formaba parte del llamado PERTE Chip, un programa con hasta 12.000 millones de euros en subvenciones y créditos públicos procedentes de los fondos europeos Next Generation. Dinero europeo que debería estar transformando nuestro modelo productivo. Dinero que, en lugar de crear industria, desaparece entre titulares vacíos, promesas que no se cumplen y que en España solo ha servido para que se lucre la mujer de Pedro Sánchez.

La gestión del PERTE Chip ha sido una gran estafa institucional. Ni hay chip, ni hay PERTE. Ni siquiera hay dirección política. Desde que Pedro Sánchez colocó al frente del Ministerio de Transformación Digital a Óscar López, el proyecto se fue hundiendo. Y, según fuentes del propio proceso, López nunca se reunió con Broadcom. Nunca, ni una sola vez.

Lo que ocurrió con Broadcom no es una excepción, es lo que pasa cuando se gobierna con soberbia, desgana y sectarismo. El Gobierno central prefiere destinar el dinero público a negocios personales, fiestas privadas, a asociaciones amigas y a redes clientelares mientras espanta a una empresa dispuesta a invertir mil millones, generar empleo y colocar a España en el mapa tecnológico mundial.

España se hunde y la Moncloa calla. Nadie asume responsabilidades, nadie da explicaciones, nadie devuelve el dinero de Europa que se pidió para modernizar nuestro país y que se ha malgastado en agendas ideológicas que nada tienen que ver con el objetivo anunciado.

Madrid es la única administración que sigue siendo fiable para las grandes empresas. Aquí defendemos la libertad económica, la estabilidad institucional y el respeto al que viene a trabajar y a crear empleo, y no se maltrata al inversor ni se juega con el futuro de nadie.

Lo de Broadcom es un golpe a España, sí, pero es también una llamada de atención. Estamos a tiempo de cambiar el rumbo del país, si dejamos atrás a quienes hacen del poder un negocio para amigos y familiares, y del Estado una herramienta de propaganda.

España agoniza con un Gobierno enfangado en la corrupción y necesita urgentemente un cambio radical, un Ejecutivo que se preocupe por los problemas reales de los españoles y esa alternativa es el Partido Popular.

Andrés Navarro

* Diputado de la Asamblea de Madrid