Opinión

No se le pueden poner puertas a Begoña, Pedro Sánchez

Al final, pese a los intentos del Gobierno por evitar imágenes de la comparecencia de Begoña Gómez ante el juez Peinado, el vídeo de la mujer del presidente en sede judicial circula ya sin trabas, alimentando miles de comentarios en los medios digitales y las redes sociales. En una sociedad abierta y plural, todos los intentos por blindar a la esposa del jefe del Ejecutivo están condenados al fracaso, de modo que en este punto la causa que se sigue contra Begoña Gómez por los presuntos delitos de tráfico de influencias y corrupción en los negocios tiene una imparable dimensión mediática.

La estrategia de Moncloa se ha vuelto en su contra: primero, la carta a la ciudadanía en la que Sánchez fingió una falsa renuncia por la decisión del juez de imputar a su mujer sólo sirvió para que la prensa mundial se hiciera eco de que Begoña Gómez, mujer del presidente del Gobierno español, estaba envuelta en un escándalo de corrupción. Y, segundo, el despliegue desproporcionado con el que Moncloa pretendió esconder a Begoña Gómez para evitar a la prensa en su comparecencia judicial no ha servido para nada. La conclusión es sencilla: lo más lógico habría sido dar una imagen de aparente naturalidad, en lugar de sobreactuar.

No se le pueden poner puertas a Begoña, Pedro Sánchez, porque el hecho de que la mujer de un presidente del Gobierno esté siendo investigada es un hecho de tal relevancia pública que es literalmente imposible que pase desapercibida. Tal vez por eso, Pedro Sánchez ha decidido acosar a la prensa que no le baila el agua con un plan de «regeneración democrática» que no es otra cosa que un ataque en toda regla a la libertad de información. Podrá revestirlo como quiera, pero lo que busca es evitar vídeos como el que hoy publica OKDIARIO y en el que Begoña Gómez aparece respondiendo a las preguntas del juez. Esto es la libertad de prensa en una democracia, Pedro Sánchez.