Menos mesas con golpistas y más trabajar
No se puede ser más irresponsable: los españoles confinados en sus casas, sanitarios y policías luchando a brazo partido, y Pedro Sánchez designando representantes para la Comisión bilateral Estado-Generalitat. Cuando todos los esfuerzos del Ejecutivo socialcomunista deberían estar centrados en la lucha contra el coronavirus, el Consejo de Ministros ha designado la delegación que se sentará con los golpistas catalanes.
La delegación del Estado la encabeza la ministra de Política Territorial y Función Pública, Carolina Darias, de baja por positivo en Covid-19; la Delegada del Gobierno en Cataluña, Teresa Cunillera, y los secretarios de Estado de Política Territorial, Hacienda y Relaciones con las Cortes y Asuntos Constitucionales. O sea, que el Consejo de Ministros le ha dedicado tiempo a un asunto que, dadas las actuales circunstancias de excepcionalidad que atraviesa España, no merecería ninguna. Ni los efectos devastadores del coronavirus ni la conmoción que sufren millones de españoles han servido para que Pedro Sánchez se olvide de seguir apuntalando puentes, por la vía de claudicar ante el separatismo, para continuar aferrado al poder.
Resulta indecente que el Gobierno haya perdido tiempo en un asunto que, salvo a los golpistas y a la coalición socialcomunista, no le interesa a nadie. Es más, provoca una irritación generalizada, porque es intolerable que a estas alturas de la crisis sanitaria y económica, creciendo el número de contagios y de muertos de manera exponencial y con millones de españoles preocupados por su futuro, Pedro Sánchez atienda las exigencias de Quim Torra, un delincuente que se resiste a dejar la presidencia de la Generalitat pese a ser condenado por desobediencia. En estas circunstancias, nombrar representantes del Estado para reunirse con un grupo de sediciosos es una ofensa en toda regla a España y los españoles.
Según acordaron Sánchez y Torra en la reunión que mantuvieron hace semanas en el Palau de la Generalitat, la bilateral Estado-Generalitat se tenía que reunir a lo largo de este mes de marzo. La presidencia recae en esta ocasión en el Gobierno catalán y, en consecuencia, debe ser Bernat Solé quien la convoque. Eso después de Quim Torra haya dado muestras de su vileza rompiendo el consenso nacional para combatir la pandemia.
A Sánchez parece preocuparle más su permanencia en La Moncloa que hacer frente a la tragedia desatada por la expansión del virus. Ni eso le ha logrado cambiar.
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