‘Memoria democrática’ en las aulas: ¿Pedro Sánchez o Francisco Franco?

En un reciente editorial denunciábamos la pretensión del Gobierno de convertir las aulas en campo de batalla entre las dos Españas al separar a los alumnos en dos bloques en función de una serie de preguntas teledirigidas vinculadas al franquismo y la Guerra Civil. Mediante una línea trazada en el suelo, los alumnos que en sus respuestas cuestionen sin matices la dictadura serán colocados en un bando, mientras aquellos que en sus contestaciones no se posicionen de manera nítida estarán en el bando contrario. Sólo faltan las barricadas.
Pues bien, en las unidades didácticas fabricadas por el Gobierno para imponer su ‘memoria democrática’ se establecen criterios ideológicos de marcado carácter sectario, pues el Ejecutivo relaciona a «ciertos grupos políticos» con la «repetición de crímenes» cometidos durante la Guerra Civil y la dictadura: «En ese sentido -se afirma en la unidad para Bachillerato- es muy importante que en el sistema educativo español se imparta de modo transversal y específico un análisis crítico de los discursos de odio y de exclusión que están apareciendo en ciertos grupos políticos porque son el germen de conductas muy perjudiciales para la convivencia democrática y porque pueden contribuir a incentivar la repetición de aquellos crímenes». O sea, que se hace referencia expresa a los «grupos políticos de derecha y de extrema derecha de nuestro país», a los que vincula con los que hacen «una asimetría injusta en el trato a los muertos de un bando o de otro».
A los alumnos se les pregunta de manera capciosa: «¿Por qué no ha actuado el Poder Judicial español en la época democrática contra esos crímenes? o ¿Por qué se ha demorado tantos años la reparación de los daños causados a estas víctimas del franquismo?», enfatizando así la Ley de «memoria democrática» que el Gobierno aprobó en 2022 gracias a Bildu. En todos los casos se ofrece una visión parcial de la historia, destacando a las «víctimas» del «bando republicano». Parece obvio que lo que busca el Gobierno es identificar a los jóvenes que no comulgan con los patrones ideológicos del Gobierno. O dicho de otro modo y para entendernos: Sánchez se lanza a la caza de los jóvenes antisanchistas.