Opinión

Más ‘Fórmula Báñez’ para salvar las pensiones

Resulta lógico, también responsable, que Mariano Rajoy esté preocupado por el estado de la hucha de las pensiones, donde hay un gran desfase entre ingresos y gastos. Un asunto que preocupa a la gran mayoría de españoles y sobre el que a día de hoy hay demasiados interrogantes. Como reconoce el propio presidente del Gobierno: “Ingresamos como en 2007 y gastamos 50.000 millones más”. Es precisamente ese gasto público el que estrangula la viabilidad de dichas pensiones a pesar de los incuestionables avances económicos que ha conseguido el actual Ejecutivo desde que llegará al poder en diciembre de 2011. Entonces, el reto fue mayúsculo, ya que consiguieron resucitar la viabilidad del país hasta lograr que en los últimos tres años hayamos sido el país que más ha crecido en toda Europa. 

No obstante, las pensiones son otro reto mayúsculo. Un asunto capital que debe contar de manera incuestionable con las reformas que ya ha propuesto Fátima Báñez. Si hay un nombre propio en el Gobierno al que se le pueda atribuir el nuevo milagro español, además de Rajoy, ese es el de la titular de Empleo. La creación de trabajo ha sido la gran vitamina para que nuestras cuentas crezcan y haya cotizantes que puedan pagar esas pensiones cuya viabilidad tanto preocupa. No obstante, no es suficiente. El propio sistema de pensiones necesita una revisión. Báñez ya ha sentado las bases principales de la misma. Una de ellas es tan sencilla, y tan justa, como que los jubilados cobren en relación a lo que cotizan o la ampliación de la edad de jubilación de los 65 a los 67 años. 

Resulta incomprensible, además de un gasto innecesario, que el 60% de los pensionistas cobre más de lo que han generado a lo largo de su vida laboral. Así, cuadrar la caja de ingresos y gastos es prácticamente imposible. El ejemplo lo tenemos en Europa, donde la media que reciben los ciudadanos al respecto de su último sueldo es del 50%, mientras que en España se sitúa en el 85%. Algo que no puede sostenerse, ya que lo más razonable sería que se cobrara en función de toda la vida laboral. Sólo así, y manteniendo el ritmo de crecimiento a base de crear 600.000 puestos de trabajo al año —lo ha conseguido la Reforma Laboral de Báñez— se puede sostener un sistema de pensiones que es tan imprescindible como frágil y que necesita el esmero del Gobierno.